Décimo noveno paso; Ya no tiene sentido

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Como si encontrarle defectos a la gente fuera mi talento, acabo de encontrar el primer defecto de Jack, mentiroso. No creo que eso sea bueno en esta relación, sobre todo con lo que viví con Rick. No digo que Jack vaya a hacer lo mismo que él hizo, y es lo que realmente espero de él, pero expreso mi inquietud sobre ello solamente.

Estoy en mi casa por que, gracias al señor, no tengo más clase hasta mañana. Jack, por otra parte, tuvo que ir a clase de dos a cuatro. Así que se puede decir que no tengo más que hacer hasta la noche, aunque tampoco me entusiasma la idea de salir a alguna parte hoy.

Decido sentarme en el escritorio, prendo mi pc y coloco un poco de música para empezar con mis estúpidos trabajos. Afortunadamente termino en media hora, lo que me da tiempo para pensar... de más. Asomo mi cabeza por la ventana y miro hacia los árboles. Se supone que debería mirar al parque, pero no puedo, así que... árboles. Estar sola tiene sus ventajas, pero también desventajas, y hay veces que lo segundo gana.

No tengo con quien pasar en momentos como estos, así que me es difícil distraer mi creativa e imaginativa mente. ¿No es lo mismo? Bueno, como sea. Cuando sucedía esto llamaba a Rick y él me invitaba a algún lado, pero ahora no es posible. Solo espero y aspiro que haya superado lo del café, por que si alguien más lo recuerda... muero definitivamente.

Miro como un carro rojo se acerca al parqueadero frente al edificio. He visto ese carro en otro lado. El motor se apaga y parece estático. Entro a mi habitación y decido tomar mi billetera, celular y salir a comprar comida chatarra para ver pelis. Aunque alimentar mi alma de chismosa tampoco estaría mal.

Bajo las escaleras, y me acerco a la puerta. Cuando estoy por terminar con los seguros una chica se baja del lado del copiloto y parece furiosa por que sus tacones suenan por la cuadra entera. Dan baja del auto y coloca la alarma mientras apoya su espalda contra la puerta del piloto. Aún me resulta increíble como pude diferenciarlo de su hermano, de espaldas es más difícil que de frente. Decido no prestar más atención, alma de chismosa llena, gracias.

Camino pasando por el auto de Dan sin que se dé cuenta, parece -Hey, tú- llama. Me equivoque, fui muy evidente. Me giro y le encuentro con una sonrisa torcida, casi coqueta- ¿A donde vas?

-Al Portal- contesto con disgusto. La conversación no la quiero tener.

-¿Así vestida?- pregunta. Me miro; pantalones deportivos, Converse blancos y mi siempre confiable saco- Voy contigo- señala caminando hacia mi- También necesito comprar unas cosas

-No gracias- agrego mientras me acerco al paso del parque. Atravieso el camino enlodado, para el infortunio de mis zapatos. Dan camina a mi lado y no sé como me alcanzó en cuatro pasos. No, espera, él es mas alto, por tanto da pasos mas largos.

-Si mi hermano estuviera aquí, no te dejaría salir así- agrega Dan con una ligera sonrisa

-No está aquí, lastima- contesto sonriendo. No es como si me importara lo que me digan acerca de mi ropa es lo único que no me dejo asesorar- ¿Para que exactamente me sigues?- pregunto mirándole

-No te sigo, voy al mismo lugar que tú- contesta encogiéndose de hombros. Caminamos hasta el portal sin un tema de conversación en concreto. Pasamos la avenida y entramos en el centro comercial. Continúo hasta las escaleras eléctricas, Dan detrás de mi como un perro guardián.

-Al menos mantente a mi lado, me molesta que estés detrás mío- pido con el ceño fruncido, él parece complacido mientras camina a mi lado. No es que me moleste del todo su presencia, es decir, no lo conozco como para decir que lo odio, pero su actitud y lo que sé de su vida privada le hacen dar mala fama en mi cabeza, y no es fácil salir de allí.

Entro en la Olímpica y voy directo al pasilla de comida chatarra, Dan aún a mi lado. Ya, enserio, es un poco incómodo. Comienzo a formular posibles preguntas para iniciar una conversación, pero lo único que se me viene a la ente es sobre su vida personal, lo cual no es del todo adecuado.

-Entonces, ¿Dan?- comienzo como lo haría Sandra, él me mira con atención- ¿Tienes novia?- él ríe, y es obvio que lo haga, parece como si estuviera interesada en saber acerca de ello.

-No, solo son cosas ocasionales- comenta sonriendo- Mis relaciones no son duraderas

-¿Y eso?- inquiero mientras tomo un paquete de papas de limón y paso al pasillo de gaseosas- Quiero decir, no es como si te faltaran chicas, supongo- continúo cuando me alcanza. Él sonríe en mi dirección con esa sonrisa coqueta que, aunque le queda endemoniadamente bien, no me agrada del todo.

-Bueno, normalmente se aburren de mi actitud y se van- responde mirando las bebidas del refrigerador, toma un té frío y se queda mirándome- ¿Y tu? ¿Por que elegiste a mi hermano?

-Bueno, eso es personal- contesto con una risa nerviosa.

-¿Por que no yo?- pregunta colocando una mano en mi hombro- Si es por físico somos iguales- retiro su mano y camino hacia las cajas registradoras.

-Cuestión de actitud- respondo caminando lento. Él toma mi mano y me guía a otro pasillo, al de ropa interior para hombre- Si tenías que comprar calzoncillos mejor que no sea conmigo- advierto avergonzada, no es como si fuera atractiva la idea.

-Si cambiara de actitud- agrega suavemente, mirando de un lado a otro- ¿Considerarías salir conmigo algún día?

-Eso incluye no salir con mujeres en aventuras de una noche- advierto mirando a otro lado. Puedo escuchar su suave respuesta afirmativa, un gruñido para ser precisa- Tal vez un café- agrego sonriendo

-Es un trato- extiende su mano frente a mi. Yo me quedo mirándolo con seriedad- Comenzaré desde hoy. No más chicas ni venturas de una noche

-Es raro para alguien a quien acabas de conocer- sonrío apretando su mano- Es un trato

-Dame una semana- pide con confianza. Vas a perder, cariño, yo lo sé.

Como Olvidar A Tu ExDonde viven las historias. Descúbrelo ahora