Capítulo 14: Jornada de la tarde
Meditaba acerca de que si podría ayudar en alguna manera a los orcos para que estos pudiesen crear su propia civilización, cuando tuvo que concentrarse para seguir los pasos de la líder quien estaba afanosa en cumplir sus tareas diarias.
Un descanso consistió en oficiar de catadora de la bebida y comida que se serviría en la cena comunal, esto para comprobar que la cerveza no tuviese mucho alcohol y que la carne de cerdo no tuviese demasiada sal o estuviese en mal estado, todo con el fin de tener a todos contentos, un grupo de orcos demasiado ebrios y descontentos con la carne podría ser algo muy incordiante.
Otras labores que merecían la atención de la jefa de la tribu consistían en verificar cosas como la salud de los pieles verdes, para esto los dos se dirigieron donde vivía el chamán del poblado, quien oficiaba de medico brujo y veterinario.
Los cerdos consistían el punto neurálgico de la vida diaria de los orcos y por eso dichos animales eran muy cuidados, tanto, que el príncipe podía asegurar que eran mejor tratados que los mismos orcos.
«Que interesante», pensaba al memorizar una especie de escalafón médico. «Los cerdos son los más cuidados, primero están los cerdos truferos, luego los que pueden usarse como monturas y al final los demás; en segundo lugar viene la jefa Gruñilda; en tercero los gatos que cuidan la comida de los roedores; en cuarto los niños y adolescentes; y para finalizar el resto de la tribu. Supongo que ahora que estoy presente, ocuparé el último lugar».
El chamán del pueblo era un viejo orco, tan anciano, que los pocos dientes que tenía eran negros como el carbón, además, estaba casi ciego y sordo, ayudándose de un cuerno de algún animal para poder escuchar mejor.
―No creo que el chamán nos dure otra migración del ciervo dorado.
―¿Qué piensas hacer?
―Su tátara tataranieta ocupará su lugar, claro que es medio rara, pero peor es nada.
―¿A qué te refieres con que es rara?
―Le gusta pasar mucho tiempo con nuestros kabald..., primos como tú les llamas.
―¿En serio?
―Trols, goblins, lo que imagines. No tiene nada de malo, pero...
Fresnia se extrañó ante la breve pero rara mirada que le diese Gruñilda.
―Mejor no preocuparse por lo que todavía no pasa. Ven, vamos donde los jóvenes.
La orca condujo al joven a una especie de canchón que tenía mucho cascajo diminuto de playa. En ese lugar montón de adolescentes hacían barullo o burla ante los intentos infructíferos de flirteo ya sea por parte de los machos o las hembras.
Un fuerte silbido así como el batir de palmas, fue la señal de Gruñilda para que el grupo dejase de parlotear y le prestaran atención.
―Dejen de guasear y pongámonos a entrenar. Tú, la otra vez no tuvimos tiempo, los que tampoco pudieron hacerlo lo harán hoy.
―¿Van a pelear?
―No, solo a entrenar. Los jovencitos me ven y luego practican entre ellos.
―¿También las chicas?
―Sí, ¿acaso las mujeres elfo no pelean?
―No, nunca lo hacen.
―Que raros son, todos deberían saber cómo pelear. Yo pensaba que las mujeres elfo peleaban, de hecho creí que la mayoría de sus ejércitos era de solo mujeres.
―¿Por qué creías eso?
―Con sus caritas tan delicadas, cualquiera creería que todos los elfos son mujeres. Tú, por ejemplo, creí que eras una niña..., ¿seguro que no eres chica?
―¡No soy una chica!
Gruñilda se rio con ganas y luego fue al centro del canchón donde ya le esperaba un joven quien se veía ansioso por comenzar el entrenamiento.
Un orco todavía se consideraba adolescente cuando su rostro no adquiría la clásica fisonomía de cara porcina de los adultos, con sus largos y gruesos colmillos inferiores y huesudos pómulos muy salidos a los costados.
Otra diferencia radicaba en que los orcos adultos tendían a ser barrigones y con una muy sutil joroba, mientras que los adolescentes tenían atractivos cuerpos esbeltos y sus colmillos apenas se les notaba. Las jóvenes orco a diferencia de los hombres, no cambiaban mucho su aspecto con la salvedad que también les crecían los colmillos, no mucho, cuando alcanzaban la adultez.
Para sorpresa de Fresnia, el "entrenamiento" resultó ser solo una buena paliza propinada al joven, algo que no amedrentó a ninguno de los presentes, tanto chicos como chicas se empujaban para ser los siguientes.
―¡Dije que solo los que no pudieron entrenar ayer! ¡No me hagan repetirlo! ―amenazaba en vano ya que tuvo que repetir lo mismo una y otra vez.
.
.
―¿No crees que deberías enseñarles cómo pelear en vez de solo aporrearlos hasta dejarlos inconscientes? ―opinó Fresnia una vez hubo pasado el "entrenamiento".
―¿De qué hablas? Esta siempre ha sido la manera de los orcos.
―Tal vez habría que cambiar, tú misma dijiste que los orcos no pudieron nunca crear una civilización.
―¿Cambiar nuestra forma de entrenar a los jóvenes?
―No solo eso, también deberían aprender a contar y escribir, construir cosas como se debe para variar.
Se puso nervioso ante lo que dijo, pero Gruñilda no vio mal la crítica que le diese el príncipe.
―Lo pensaré, mientras, debemos ir a otro lugar. Me toca jugar.
Fresnia no entendió esto último pero comprendió y se asombró cuando la orco fue a otro lugar donde un grupo de niños y niñas se puso a vitorearla apenas divisaron a la líder.
Así como Gruñilda "entrenaba" a los orcos adolescentes para combatir y ser adultos, también jugaba con los más pequeños de la tribu para enseñarles a ser valientes y ser unos buenos adolescentes a base de juegos que consistían en trepar cosas, ejercitar su equilibrio en sitios altos, correr, nadar, silbar, gritar y escupir. No había violencia física de por medio, solo un pequeño coscorrón para animar a los más miedosos.
El entrenamiento con los jóvenes si bien era muy físico, no exigió tanto como los inocentes juegos de destreza con los niños, Gruñilda estaba sudorosa, como no lo estuvo durante toda la mañana y parte de la tarde.
Fresnia sin saber por qué, tragó saliva al contemplar el sano y atlético cuerpo de Gruñilda que brillaba con el sudor, sintió que por alguna razón los latidos de su corazón se incrementaban y decidió mirar a un costado para tranquilizarse.
CONTINUARÁ...
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El amor no es rosa... ¡Es verde! (de Bolivia para el mundo)
Fantasy[Historia original] Una historia de amor contra todo pronostico entre un joven elfo y una orco adulta. [Obra registrada en SAFE CREATIVE con código 1807307883492. Todos los Derechos Reservados, prohibido el plagio de esta obra para efectos de lucro...