Capítulo 15: Finalizando la jornada
No hubo caso, así como no podía obligar a su corazón a latir más despacio, no podía evitar sentir como su rostro se encendía en un rojizo rubor que iba hasta la punta de sus orejas largas y puntiagudas.
Por fortuna, otra tarea centró la atención de Gruñilda, en ese preciso momento retornaba una partida de cazadores.
―¿Qué fue lo que le pasó? ―preguntaba Gruñilda respecto a un orco que llevaba uno de los brazos doblado en una posición nada natural.
―Nos encontramos con un felino moteado ―le respondió un orco―, nadie murió pero Trogolos acabó con el brazo roto y un par de costillas igual rotas.
―Ya veo, déjenlo donde el chamán, él sabrá que hacer.
El orco herido musitó algo, la difícil respiración le impidió hablar más fuerte.
―Trogolos dice que una buena pinta de cerveza es todo lo que necesita, eso y dormir un rato.
―Pues yo digo que le meteré la pinta de cerveza por el culo si no va rápido donde el chamán. Lo siento, Trogolos, pero creo que te vas a perder la comilona.
El orco musito algo enojado, pero luego contrajo su gesto en uno de dolor y tuvo que aceptar que lo mejor era ir donde el chamán para que le curase.
―¿Crees que va a estar bien?
―Sí, los orcos no son tan delicados como los elfos o los enanos. Seguro el viejo chamán lo curará pronto. ¿Qué pasa? ¿Qué te causa risa?
―Los enanos seguro dirían que ellos son más duros y resistentes que los orcos.
―¡JA!, pues no lo son, de eso puedes estar seguro. Como nosotros los orcos decimos: "no confíes en la orina de un elfo ni en la cagada de un enano, porque ninguno apesta tanto como las patas de un orco sin lavar".
―¿Eh?
―Significa que tanto elfos como enanos son para nosotros como criaturitas delicadas.
Fresnia frunció el ceño pero no pudo evitar dar una pequeña sonrisa a su interlocutora, quien le devolvió una muy agresiva que en otra ocasión hubiese hecho huir al elfo.
―Me gusta esa mirada que das. Mucho mejor que cuando solo bajabas tus ojos... ¿O era que solo querías ver otras cosas? Y yo que te creía tímido.
―¡No! ¡Yo solo, bueno, yo, no quería ver cosas raras! ¡Lo juro por Praeles y Lunar!
Gruñilda escrutaba el rojizo rostro del elfo como si no estuviese convencida del todo, pero luego su expresión cambio al recordar algo.
―Menos mal que pasaron por aquí los cazadores, sino me hubiera olvidado de ver cómo les fue a los recolectores. Deprisa, antes de que nos llamen para comer.
Ambos corrieron por el poblado mientras ya los orcos encendían las primeras hogueras para iluminar la noche y un aroma a comida se esparcía por los alrededores.
Para tranquilidad de Gruñilda, la recolección de raíces y tubérculos varios no tuvo ningún problema. Los orcos no cultivaban la tierra como los elfos o los enanos, solo se internaban en el bosque y recolectaban lo que podían antes de que cayese la noche, momento cuando los depredadores estaban más activos.
El sonido de las láminas metálicas fue el llamado para asistir a la cena comunal. Fresnia, quien en un principio se creyó satisfecho con lo que comió en la tarde, sintió alivio de ver pronta la comida, incluso su estomagó le reclamaba, así de exigentes habían sido las labores de la tarde y eso que él no participó del entrenamiento de los jóvenes y los juegos con los niños.
«Si sigo a este ritmo no creo que vaya engordar. Debo preocuparme más bien para no quedar en los huesos», pensó mientras elevaba un poco su delgada y respingada nariz para percibir mejor el aroma de la comida que a él se le antojaba como deliciosa ahora que descubrió los placeres de consumir carne jugosa.
.
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La velada transcurrió sin problema alguno, salvo el hecho que un joven orco quiso colarse al lugar, algo prohibido ya que la cena comunal era solo para los adultos, los adolescentes comían en sus propias tiendas ya sea solos o en grupo.
Muchos orcos que tenían las panzas llenas, consideraron la jornada terminada, sin embargo, para Gruñilda las tareas distaban mucho de acabar.
―¿Adónde tenemos que ir?
―A ninguna parte, lo que resta lo voy a ver aquí.
A parte de los que estaban "limpiando" el lugar (solo recorrían las cosas a un costado de la tienda para luego en la mañana limpiar en serio), entraban otros con pose sumisa y llevando regalos a Gruñilda. Iban de par en par y el elfo notó que eran parejas.
Por lo visto los orcos no conocían cosas como el matrimonio, en vez de eso celebraban algo llamado concubinato en que una pareja decidía vivir junta por un determinado lapso de tiempo, podía ser este muy corto si la pareja no encontraba agradable la convivencia o para toda la vida.
Los orcos cambiaban mucho de pareja y para tener una nueva relación, tenían que informarle primero a Gruñilda. Un orco que decidía vivir por primera vez ese tipo de relación, tenía que ofrecer un regalo que podía consistir en algo sencillo, pero mientras más cambiaba de pareja, la ofrenda a la líder era más extravagante. Todo esto para que la jefa de la tribu conociese todas las uniones y así pudiese ejercer de juez en caso en que se presentase algún problema.
Eran muchas las nuevas parejas y muchos los regalos recibidos, los cuales Gruñilda tenía que llevarlos ya sea bien dentro o a un costado de su tienda. Fresnia se ofreció para ayudar a la orco y empezó a cargar varias cosas.
La tienda de Gruñilda era muy amplia, estaba adornada con tantos regalos ofrecidos, que en un principio le pareció estar demasiado sobrecargado el lugar, pero luego vio un orden suficiente como para desplazarse de un lugar a otro. Un lujo estilo bárbaro podía vislumbrarse gracias a las antorchas interiores encendidas, lo mismo que una lumbre cuyo humo salía por una especie de chimenea hecha de barro.
Gruñilda movía el hombro como resintiendo todo el esfuerzo físico que implicó la jornada, de la misma forma en que lo hizo en la mañana.
―¿Te duele mucho?
―No, no es nada.
―Si quieres te puedo dar un masaje.
La orco solo observó a Fresnia, pero asintió cerrando los ojos y sonriendo. Señal que no desaprovechó el joven elfo y puso todo de sí en agradecerle de forma física a Gruñilda, en haberle aceptado en la tribu.
CONTINUARÁ...
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El amor no es rosa... ¡Es verde! (de Bolivia para el mundo)
Fantezie[Historia original] Una historia de amor contra todo pronostico entre un joven elfo y una orco adulta. [Obra registrada en SAFE CREATIVE con código 1807307883492. Todos los Derechos Reservados, prohibido el plagio de esta obra para efectos de lucro...