Animosidad

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Capítulo 12: Animosidad


Estaba impactado al enterarse del motivo por el cual Gruñilda atacó la partida de caza del ciervo dorado. Los orcos no eran los culpables, sino ellos, los elfos.

―Pero no entiendo, ¿no les dijeron a los elfos que la cacería pondría en riesgo la recolección de trufas?

―No se puede decir eso o cualquier otra cosa cuando lo primero que hace un elfo al vernos es dispararnos con sus flechas.

―Pero debía de haber otra manera de comunicar todo eso sin necesidad de haber atacado.

―¿Crees que no lo intentamos? Pero es difícil cuando los nuestros no saben leer o escribir.

―¿Intentaron mandar mensajeros enanos?

―¡Enanos! Esos nos odian mucho más que los elfos, ninguno se ofrecería para llevar nuestras quejas.

―Pero hay enanos que no están ligados a ninguna de sus casas reales, tal vez alguno podría haber aceptado el encargo. Yo mismo pude llegar hasta este lugar gracias a un enano llamado Brinbol.

―Eso es porque eres un elfo. Hay límites para lo que pueda aceptar hacer uno de esos barbones.

Fresnia bajó la mirada y sopesó las palabras de la caudillo.

―Lo siento, lamento mucho lo de la cacería, espero que la recolección de trufas no se haya resentido.

―¿Pero qué dices? No fue tu culpa. Y las trufas están bien.

Un agudo sonido metálico proveniente de varias láminas oxidadas era el llamado para la comida del medio día, esto sorprendió mucho a Fresnia.

―¡No puedo creer que el tiempo haya pasado tan rápido!

―Debiste pasarlo bien para que el día te pareciera corto.

―Sí, fue de mucho provecho, aprendí muchas cosas.

―Bueno, seguirás después, vamos a comer.

Fresnia se vio sorprendido con el concepto de olla común en la que todos los miembros de la tribu comían por igual, sin distinción de porciones servidas o por rango. La única excepción era Gruñilda como líder de los orcos.

―No celebramos nada importante en este día ―le decía Gruñilda―. El cerdo es nuestra comida de todos los días, eso sí, para no aburrirnos preparamos la carne de diferentes maneras.

―Trogla me explicó eso. ¿Pero no acompañan al cerdo con otras guarniciones?

―Comemos también muchas raíces. Las verás todas. ¿Es cierto que los elfos solo comen fruta?

―Sí, solo comemos fruta, pero Trogla me ofreció un pedazo de jamón y me pareció lo más delicioso que probé en mi vida. También comemos queso y bebemos leche. Los elfos adultos beben vino, pero es más una bebida reservada para la realeza.

―Ya veo, hice que recolectaran frutas como bayas y otros, pero creo que podrás comer el queso que hacemos junto con la leche de los cerdos. Supongo que puedes comer también algo de cerdo.

Fresia asintió no muy convencido, pero si el jamón le supo maravilloso, supuso que no tendría problemas con lo demás.

A la orden de Gruñilda le trajeron las frutas junto con la leche y el queso de la tribu. El queso y la leche le parecieron muy grasosos junto con un sabor acido que no le gustó para nada, pero comió y bebió un poco antes de decirle a Gruñilda su opinión.

―Bueno, lo mismo nos pasa a nosotros, pero con las frutas. Dime qué piensas de las raíces.

Fresnia probó un poco de todo, y aunque no le llamaron la atención la mayoría, tampoco le disgustaron, de hecho dos o tres que le supieron muy bien.

No solo la bebida, también Gruñilda gozaba de privilegios con la cerveza, le llevaban las jarras más grandes, además, que repetía más que los otros.

―¿No engordarás mucho si comes tanto? ―le preguntó Fresnia motivado por los sorbos de cerveza que consumió.

―No, mi puesto como líder me pone en constante movimiento. Debo solucionar problemas aquí y allá a cada rato. Somos una raza que prefiere solucionar los problemas a puñetazo limpio, no importa que compartamos la comida o la bebida, siempre hallamos el modo para buscar pelea.

―Un..., anciano, me dijo que los orcos sufren de algo llamado animosidad.

―Animosidad, ¿Qué es eso?

―Es cuando miembros de un mismo grupo prefieren pelear entre ellos cuando ven que una batalla contra un enemigo se retrasa mucho.

―No hay tal cosa, un orco es disciplinado en la guerra. No tendremos bonitos uniformes y cosas por el estilo, pero jamás pelearíamos entre nosotros. Pero estoy de acuerdo contigo en que peleamos por estupideces los otros días.

―¿Qué cosas es lo que les hace confrontarse entre ustedes?

―¿Confrontarse?

―Es decir pelear, reñir, discutir.

―Pues tonterías como pisar la sombra de otro o mirar feo. Es por eso que son importantes las festividades y las comidas comunales diarias, ayudan a quitarse la energía sobrante.

―Debe ser muy extenuante ser la líder.

―Lo es, por fortuna los orcos somos una raza que gusta de dormir temprano. Apenas llego a mi tienda y me duermo. Eso nos diferencia de los goblins nocturnos que prefieren estar despiertos de noche.

―¿En serio?

―Sí, son los únicos de nuestros Kabald que prefieren la noche y duermen de día.

―¿Kabald?

―Sí, otras razas de pieles verdes.

―Como primos.

―Supongo que es eso.

Como la otra vez, la bebida era consumida con celeridad y la música alegraba el ambiente. Para Fresnia esta comida pudo ser apreciada porque no fue asaltado por Gruñilda y para cerrar con broche de oro, pudo comer buenas porciones de carne.

CONTINUARÁ...

El amor no es rosa... ¡Es verde! (de Bolivia para el mundo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora