Capítulo 41: Todo lo que tengas

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CLARA'S POV

Cuando sus labios carnosos y fríos tocan los míos siento que todo vuelve a su sitio en la tormenta que es mi cabeza. No titubeo un solo segundo para corresponderle y me encuentro envolviendo mis brazos por detrás de su nuca para atraerlo más. Gruñe en respuesta y me coge de la cintura con fuerza, tanta que está al borde de dejarme un hematoma. Su virilidad me saluda por encima de la ropa y no hace otra cosa que recordarme lo imbécil que me he comportado durante todo el día, pudiendo estar ahora mismo desnuda junto a él en la habitación del hotel.

Enroscamos nuestras lenguas y jadeo satisfecha cuando reconozco el sabor a tabaco mentolado que su cavidad posee. Me envuelve con sus brazos intentando poseerme entera y ruge insatisfecho cuando se da cuenta de que no puede avanzar más con mi cuerpo, en un espacio público atiborrado de gente. Entonces se separa o me separa y me mira con lo que creo que es enojo.

Debo lucir hambrienta y sofocada, pero no me importa. Me remojo los labios, saboreando el gusto a él que me queda en la boca, ansiando más.

—Carajo, Clara – musita—No puedes hacerme esto, no es justo

Quiero reírme, pero me contengo.

—Lo lamento – logro decir—Lo siento por haber sido una idiota

Se muerde el labio inferior, frustrado, y mira hacia el firmamento en busca de alguna respuesta.

—La mayor parte del tiempo no te puedo entender - confiesa—¿Tienes alguna contraseña para descifrarte?

Me río.

—Te dije que era complicada – le recuerdo—Pero eso es parte de mi encanto – guiño un ojo.

Me pone los ojos y suelta una risa socarrona de infarto.

—No te voy a insultar, pero lo mereces – dice

—Lo sé – concedo

Se acerca un poco y sencillamente me abraza, depositando su mentón en mi coronilla en un gesto tan tierno como posesivo. Me encanta y me quedaría aquí encerrada todo el tiempo del mundo si se me concediera. Me resulta un bálsamo relajante en todo sentido.

—¿Ya estás más tranquila? – pregunta, con temor. Nuevamente quiero reír.

—Algo – confieso. Hago una mueca al pensar que esta no es la peor versión de mi misma, y si logré estresarlo con una demostración pequeña, no sé cómo reaccionará cuando realmente conozca mis zonas oscuras. Ahora sólo soy hormonal y lunática, pero puedo llegar a ser macabra. Me separo un poco y lo miro—No sabía que fumabas

Se ríe y niega con la cabeza.

—No es hábito. Me gusta de vez en cuando, sobre todo cuando estoy algo nervioso o estresado – hace una mueca—Que últimamente es bastante seguido

Me pregunto si soy culpable de eso, pero decido no interrogar por un sí.

—Yo igual – confieso. Se ríe tiernamente y me aparta algunos mechones rebeldes que vuelan a causa de la brisa nocturna.

—Lo sé - dice—Lo descubrí aquel día en el bar cuando llegó la policía – pone un gesto de desagrado

Arrugo el ceño pensando en el momento y recuerdo que me fumé un cigarro esperando al oficial. Vaya, qué memoria, pienso.

—¿Cómo estás? – pregunto

—Ahora bien – confiesa y me derrite

—¿Tengo algo que ver en eso? – indago, buscando que repita palabras dulces para mi ego.

DESORBITADOS (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora