Prologo

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Sacudió la cabeza con fuerza, sin embargo, sus cabellos lisos, en un acto de rebeldía, taparon aquella mirada que observaba fijamente a los automóviles que pasaban por todo lo largo y ancho de la carretera. Consideró que la distancia entre la pasarela, donde se encontraba él, y el pavimento de la autopista, era lo suficientemente grande como para morir en el impacto.

"¿Habrá dolor?" pensó tomando con seguridad el barandal.

Respiro hondamente, levanto la vista y observo por última vez aquel amanecer de dorados cielos. Se aferró al helado metal, dio un ligero impulso y se quedó de pie sobre la pequeña porción de concreto. Dese aquel punto sintió como la pureza del aire acariciaba su tibio rostro y procurando no perder un solo segundo más de tiempo, extendió sus brazos y se dejó caer con una sonrisa esbozada en los labios.

Era la libertad, era el final del dolor que por tanto tiempo lo carcomió, el descanso que siempre necesito, la llamada que con mucha fuerza quiso evitar contestar y que ahora solo le abrían las puertas a la eternidad.

Simplemente era el final.

"Joven se lanzó desde la pasarela norte en la carretera principal. Se trata de Eliot..."

Fue corta, fue larga, fue fácil y fue difícil. Así se describe la historia, así se resume en tan pocas palabras llenas de significado. Existíamos muchos sufriendo en el silencio, éramos demasiados gritando por ayuda, pero ¿Quién podía oírnos?, ninguno quería escucharnos, nadie sabía de lo que hablaba...nadie, absolutamente nadie podía estar en nuestros zapatos.

Si sacaba la cuenta de cuantas veces intente pedir ayuda, de cuantos psicólogos, terapeutas y psiquiatras visite y que sume a mi lista a lo largo de esta existencia habría de quedar falto de papel para escribir cada nombre con apellido rimbombante a los que solía recurrir.

Ya no eran las pastillas, no...ya no era la muerte o la soledad los que aterraban a mis sentidos, era la vida...vivir se convirtió en un peso, en saber que los esfuerzos por seguir aquí se hicieron tan terribles y temibles que desistir y dejar que el dolor se marchara de alguna forma era lo más prudente.

Por ello Ame y fui amado, consolé y fui consolado...abandone y fui abandonado.

¿Quién era yo al final de este camino?

¿Quién era yo...al termino de mis días?

¿Quién era yo en esta vida?




39 días: "Claraboya"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora