Día 36

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Básicamente eran dos mundos diferidos del resto. Ella vestía de negro todo el tiempo y él se refugiaba en los grises. La biblioteca pasaba vacía, por eso las mesas dispuestas a sus servicios eran múltiples, casi se sentía como un niño en una dulcería. Se ubicaron donde la luz fuera perfecta, frente a los grandes ventanales, a un costado de la última estantería a la que nadie iba porque solo se trataban de libros literarios sin ninguna información útil para los estudios.

- Debemos preguntarnos ¿Cuáles son las razones para creer que estas afirmaciones son falsas? - su voz suave lo distrajo por un momento- oye... ¿Has traído tu laptop?

- Si. Disculpa, pero no recuerdo tu nombre- se sonrojo al ver que una tenue sonrisa se dibujaba en el rostro de la chica.

- Me dicen Gorrión- señaló tomando asiento- no te preocupes, ayer ni siquiera pregunté cómo te llamabas ni mucho menos te dije mi nombre. La necesidad de un compañero nos impide conocernos bien...solo miramos caras y nos aseguramos de que sean compatibles con nosotros- lanzo un carcajada- es casi como buscar a tu persona ideal ¿Acaso eso existe?

- ¿Tú lo buscas? - pregunto intrigado.

- No, ya no- musito frunciendo el ceño- bien, enfoquémonos en lo que nos reúne.

Eliot pareció retroceder aún más en sus recuerdos. Ella tenía razón en todo. Buscamos el estereotipo, la mentira de un mundo de fantasía donde la dama es vulnerable y el hombre debe ir al rescate de la princesa ¿Cuanta farsa existe en esas palabras? Incluso ahora que observaba detenidamente los aspectos de su vida concluía que cada vez que quiso seguir el orden lógico y esperado de las cosas, estas fueron derrumbándose una tras otra.

El día fue desvaneciendo poco a poco. Las luces de la biblioteca se encendieron como faroles en la oscuridad y las voces de los guardias advertían que el tiempo se agotaba. Gorrión guardo sus cosas en silencio, mientras Eliot aseguraba que los archivos fueran almacenados correctamente en la memoria de la laptop.

- Seguramente mañana deberemos seguir con todo el lio- señaló bajando la pantalla del computador- ¿Tomas el autobús o el metro?

- Estaba apagando el computador- Eliot subió nuevamente la pantalla- debo tomar el metro, mi casa está en el centro de la ciudad...lamentablemente.

- Te diré esto...los túneles de conexión son peligrosos de noche ¿No pensaras recorrer todo ese trayecto solo?

- Y tú ¿No sabes que tomar el autobús a estas horas es mucho peor que encontrarse con sorpresas en los túneles? - guardo con rapidez la computadora.

- Supongamos que tienes razón y la que corre peligro soy yo... ¿Acaso como buen hombre no intentarías proteger a esta dama en peligro? -rio estrepitosamente.

- Eso suena a una invitación para acompañarte a tomar tu locomoción...

- Eso suena a que es mejor si nos vamos juntos y evitamos que uno de los dos muera antes de tiempo...aunque a estas alturas tanto tu como yo estamos muertos en vida, lo que es mucho peor ¿No crees?

"¿Muertos en vida?" pensó Eliot mirando una nube pasar "Ella que sabe de mi...yo que sé de ella" Las estrellas tenían un brillo distinto, casi estridente. Se sentía un poco molesto por los dichos Gorrión, pero que podía hacer de cierta forma le volvía a dar la razón a sus palabras. ¿Quizás ella podría entenderle? ¿Era posible que en toda esta vasta tierra una sola persona le comprendiera emocionalmente? Ni siquiera el más empático de los terapeutas que conoció logro empatizar con su sentir y una chica tan misteriosa, al parecer, le otorgaba explicaciones a sus emociones.

Miro a través de la claraboya tratando de olvidar lo ocurrido hoy. Cerro los ojos y se dejó llevar por su respiración, pretendía no rememorar situaciones pasadas, pero como episodios de una larga fila de desastres se ubicaron en su mente una vez más.

"Si...ahí estaba yo...uno, dos y tres cuéntame la historia otra vez...no saques el cuchillo de la herida no ves que la sangre brotara con más ira...cuatro, cinco y seis no quiero que se repita el beso de un ave herida...siete, ocho, nueve y diez...Creo que he contado un número demás esta vez..."

39 días: "Claraboya"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora