Día 11

2 0 0
                                    


Eliot se detuvo frente a la casa de las últimas dos personas con las que tuvo que lidiar. Rosemary e Igor fueron novios desde primaria, jamás se separaron incluso ahora que el tiempo había pasado, ellos permanecían juntos o al menos eso le relato Myra.

"Rosemary es un poco complicada...ella jamás dará su brazo a torcer, mucho menos Igor...es mejor que no vayas a verlos..." los consejos de Myra solo eran recuerdos en su memoria, ya no tenía sentido seguir evitando lo inevitable y Eliot estaba decidido a concluir lo que comenzó.

Golpeo la puerta y esperó pacientemente. Escucho pasos aproximándose y se alejó unos centímetros, algo en sus entrañas le avisaba que todo este asunto no tendría un buen final.

- ¡Vete de mi propiedad! - el grito traspasó las paredes incluso antes de que se abriera la puerta y saliera una mujer robusta desde el interior- ¡No te queremos aquí! ¡Ensucias mi territorio con tu presencia!

- Sigues siendo la misma maldita de siempre- dijo Eliot retrocediendo- una maldita hija de puta...

- ¡¿A quién le dices puta?!- grito aún más furiosa- cuando llegue Igor te buscará y te dará la golpiza de tu vida engendro...

- ¡Tú y ese maldito pueden pudrirse en el infierno por lo que han hecho! - grito Eliot furioso- ¡¿Me has escuchado?! ¡y dile a ese cobarde de Igor que lo estaré esperando!

La mujer salió del pórtico, se agacho y comenzó a lanzarle piedras a Eliot, el cual simplemente dio media vuelta y se marchó sin decir una sola palabra.

Camino sin rumbo por varias horas, hasta que se detuvo frente a su antiguo liceo. Una ira lo invadió repentinamente hasta el punto de llorar por la impotencia que sentía. Replicando el mismo acto de aquella mujer, tomó piedras y comenzó a lanzarlas con tanta furia que rompió más de la mitad de los cristales frontales del edificio. Creyó por un minuto que era absurdo desquitarse con aquella infraestructura, pero luego pensó que era casi como una justicia divina que sus propios pies recordaran tan perfectamente el camino que muchas veces lo torturo día tras día.

Estaba tan cansado, tan agotado de toda esta situación que se dijo así mismo "Ya detente, solo detente" Se sentó de golpe en el suelo polvoriento y se quedó ahí mientras cubría su rostro con aquellas manos sucias y partidas por la tierra.

"- Estoy cansada, Eliot...estoy agotada...ya no quiero seguir soportando todo esto...

- ¿A qué te refieres?

- Que muchas veces he soñado que ya no despierto más... ¿Te ha pasado?"

El recuerdo de Gorrión se hizo presente en aquel momento tan crudo. Eran los momentos más claros, más lúcidos de un alma tan pura como la de Gorrión. Ella era tan transparente como el vidrio de su claraboya y tan irreal como el tic tac de aquel desaparecido reloj ¿Acaso había vuelto para reconstruir lo que el tiempo se había encargado de destruir? o ¿Era meramente un capricho de su inocencia y su falta de realidad? De todas formas y como fuera la decisión que hubiese tomado en aquel entonces, en ese preciso momento una parte de él se había colapsado con el primer cristal roto que su enfurecido proyectil destrozó. 

39 días: "Claraboya"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora