Terminaron en el piso de la habitación durmiendo abrazados. Eliot protegía a Gorrión y esta a su vez se acurrucaba entre los brazos Eliot como una niña pequeña. Abrieron los ojos al mismo tiempo al escuchar la estrepitosa lluvia que golpeaba persistentemente el pequeño vidrio de la claraboya. Se quedaron mirando unos minutos hasta que Gorrión le beso la mejilla. Eliot solo sonrió e hizo una mueca.
- Creo que debemos marcharnos a la universidad.
- Eliot no hables- rio- tu boca apesta.
Se levantaron en silencio, siempre con una sonrisa de complicidad. Hace mucho tiempo que Eliot no sentía tal conexión, pero no era amor. No, era algo más fuerte que eso ¿Podría ser comprensión? ¿Entendimiento? ...No, era algo más que eso...ya no se sentía solo...
- Llegaremos tarde- dijo Eliot tratando de ordenar los archivos- y esta vez no podremos...
- Cállate- interrumpió guardando las cosas en su mochila- sí llegaremos, te juro que llegaremos y esa maldita bruja no podrá volver a enrostrarnos en la cara nuestra irresponsabilidad.
- Estas loca ¿Lo sabias?
- Oye, si no fuera por mí ni siquiera tendrías compañero- abrió la puerta- luego me agradeces.
Bajaron a toda prisa. El metro estaría lleno y los taxis irían repletos, sin embargo el padre de Eliot se ofrecería voluntariamente a llevarlos hasta su destino.
El profesor ya había comenzado la catedra, pero a ellos no les importo interrumpir. Los demás los miraron con curiosidad esperando a que se disculparan, sin embargo, ambos tomaron asiento y fingieron prestar atención con una sonrisa en el rostro. Esta dinámica se prolongó hasta las ocho de la noche, cuando la hora punta en el metro se volvía un infierno.
Eliot había decidido acompañar a Gorrión hasta su casa ya que ella necesita ropa y algunos apuntes que olvido. No demoro mucho. Tomaron un taxi directo al hogar de Eliot, donde la historia del día anterior pareció repetirse.
- Definitivamente tus padres son seres de rutina- musito soltando la mochila sobre la cama de Eliot- y enserio odio ese reloj, deberías sacarlo.
- Me encantaría, pero...
- Solo hazlo y ya- interrumpió sentándose en el escritorio- ten el valor y sácalo de esa pared. Te sentirás mejor.
- Lo intentare- sonrió burlescamente- si hoy trabajamos toda la noche, mañana seremos libres de los informes...
- Eliot eres un bobo- rio encendiendo su computadora- no sé cómo me has podido convencer de terminar estas porquerías sin sentido.
- Yo tampoco lo se...
- De todas formas, muchas gracias, Eliot- dijo mirándolo fijamente- muchas gracias.
ESTÁS LEYENDO
39 días: "Claraboya"
General FictionTodos en algún momento de nuestras vidas hemos perdido el rumbo, caemos y tratamos de levantarnos pero ¿Te has preguntado que pasa por la mente de una persona que lo ha perdido todo? Esta es la historia de Eliot y sus 39 días...