-Tenemos que decírselo -Ayla la miro con ansiedad -Jannet, necesitamos su ayuda, su apoyo, a sus hombres.
-No -las lagrimas se agolparon en sus ojos.
-Escúchame -Niara se acerco a ella y la agarro de los hombros, obligándola a mirarle -Sabes que tarde o temprano tendrá que saberlo. No le diremos lo que ocurrió, pero tiene que saber lo que se avecina y porque.
Jannet cerró los ojos con fuerza y cuando los abrió, miro a ambas. Asintió. Pero no espero, se marcho, salió de la sala, no dispuesta a estar alli, a ver sus ojos a escuchar sus preguntas. Cuando salió al patio, allí estaba él, desmontando su caballo. Vio sus ojos clavados en ella y la incertidumbre en su rostro, antes si quiera que se acercara, bajo las escaleras y corrió en dirección contraria.
-¡Jannet! -el dio un paso en su dirección
-¡Eder! -Niaj se paro en lo alto de las escaleras y le miro serio - ¡Entra!
Todos estaban en silencio, todos mirándole. Eder frunció el ceño, fijando su atención en cada uno de ellos.
-¿Vais a decirme porque estoy aquí? -inclino el rostro hacia un lado, viendo las lagrimas en los ojos de su hermana. -¿Que ha pasado?
-Lord Henri de Wert se dirige hacia aquí -Mail hablo mirándolo fijamente -Y dispuesto a declararnos una guerra.
-¿Y por qué motivo? -el espero una respuesta, al no obtenerla miro al Diablo.
-Por Jannet -Pero fue Niara quien contesto y el la miro rápidamente -Viene para llevársela a ella y a la niña.
-¿Quien es ese hombre? -La mandíbula de él estaba apretada.
-Es el padre de Isobel -Ayla contesto mirando a su hermano con lagrimas en los ojos -Tienes que ayudarnos.
-No podemos permitir que se las lleve -Duncan hablo con decisión -Ella quiere permanecer aquí, entre nosotros.
-Pero él, es el padre de la niña -sus ojos parecían fríos, inexpresivos -Es el esposo de Jannet.
-Eso es...-Ayla quiso hablar pero Niara la interrumpió.
-Ella quiere permanecer aquí y nosotros la protegeremos -Niara le miro a los ojos -¿Dime Eder? ¿La protegerás? ¿O dejaras que se la lleven?
-No irá a ningún lado -respondió incorporándose bruscamente, miro al Diablo y a Mail -Contad con mis hombres.
-Bien... entonces...-Duncan frunció el ceño -¡¿A dónde vas?!
Pero Eder no respondió salió del castillo dando un portazo y los guerreros que estaban en el patio, tanto Bukchaman, MacClain como suyos le miraron sorprendidos. No dijo una palabra y se fue en dirección a donde la había visto huir.
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El Laird
RomanceEder MacPearson lleva demasiado tiempo buscando, buscando la oportunidad que nunca debió haber dejado marchar. Y ahora ella no está. Ha desaparecido como si la tierra se la hubiera tragado. Y tras años de búsqueda, no tiene nada. Y cuando aquella mu...