-¿Como te sientes? -Niara miro a Helen con una sonrisa -¿Mareos, fatiga?
-Hambre -y ella tomo un panecillo y lo mordió -Mucha hambre.
Todos rieron, entonces un guerrero de Eder entro en la sala corriendo.
-¡Caballos señor! -y todo paso demasiado rápido.
Ewan y Niaj guiaron a Jannet, Helen, Ayla y los niños a una de las habitaciones, mientras Niara tomaba su espada y Freya la suya.
-¡¿Que haces?! -Alexander quito el arco a su esposa -Sube con ellas.
-No -y ella le quito el arco, recuperándolo -Os cubriré.
-Maldita sea -el apretó la mandíbula -¡Sube a la habitación!
-¡He dicho que no! -y ella lo miro furiosa.
-¿No lo entiendes? -el la miro desesperado -No puedo, no puedo concentrarme si estas expuesta.
-¿Por que no nos cubres desde la habitación? -Y Niaj la miro suspirando -Estoy seguro de que tu puntería es capaz de alcanzar desde alli.
-Está bien -ella asintió, se giro para marcharse, pero su esposo la agarro del brazo, tiro de ella dándole un beso y después salió de la sala -Hombres -rodo los ojos y se dirigió a la habitación con su arco y las flechas listas.
El patio era un caos, los guerreros corrían de un lado para otro, organizándose para una batalla. Eder, con la espada sujeta en su mano y acompañado por sus aliados, estaba en los escalones del castillo. Cuando los caballos se adentraron en el patio y todo quedo en silencio.
-¡Veo que estáis mas que dispuestos a la batalla! -Dalias MacLairs les miro con una ceja alzada.
-¡Dalias! -Eder bajo su espada y se acerco a él -¿A que debo tu visita? -miro los guerreros que le acompañaban.
-He oído que os preparáis para una batalla -bajo de su caballo -¿No pensareis dejarme fuera de la diversión?
-Eres bienvenido -y Eder estrecho su brazo -Gracias.
-¡Sera un placer volver a pelear a tu lado! -Niara bajo las escaleras y se acerco a él, para abrazarle.
-Ah, mi preciosa Guerrera -el la miro con cariño -Los años te hacen más hermosa.
-Y a ti mas galante -ella le sonrió.
-Ya soy un viejo -hizo una mueca -Pronto tendré que dejar el clan en mejores manos.
-Aun te queda mucha vida Dalias -Duncan le palmeo la espalda
-¡Organizad todo para que los MacLairs tengan un lugar donde descansar! -Eder dio la orden y después camino junto a los demás al interior de la casa.
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El Laird
RomansaEder MacPearson lleva demasiado tiempo buscando, buscando la oportunidad que nunca debió haber dejado marchar. Y ahora ella no está. Ha desaparecido como si la tierra se la hubiera tragado. Y tras años de búsqueda, no tiene nada. Y cuando aquella mu...