Capitulo 12: Amigos

38.7K 3.9K 591
                                    


Abrió los ojos, y permaneció tumbada, observando el techo de la habitación. Despacio giro el rostro hacia el otro lado de la cama y lo miro, vacio. Ni rastro de que un cuerpo hubiera yacido alli. Simplemente porque no había ocurrido. No, su marido no dormía a su lado, no en su cama, ni en la habitación. Eder no había acudido a la que era habitación de ambos, en ningún momento.


Extendió el brazo y su mano rozo aquel lugar, cerrando los ojos con fuerza. Se incorporo y sintiendo las sabanas resbalar por la piel de sus brazos, salió de la cama, se encogió brevemente ante el tacto de sus fríos pies contra la madera, pero lo ignoro. Estaba girada de espaldas a la puerta, junto a la cama, estirando el brazo para alcanzar su bata, cuando sintió el crujido de la madera. Giro el rostro y se sorprendió al verle, al ver a su marido.


Eder permanecía de pie en el umbral, sus ojos la miraron a la cara unos segundos y después vagaron por su cuerpo, solo protegido por la fina camisola. El pomo crujió, ante la fuerza que el ejercía.


-Perdón, no quería interrumpirte...-desvió la vista, visiblemente indeciso.


-¿Ocurre algo? -Jannet se giro hacia él y le miro confusa -Eder


-Oh -el soltó el pomo y volviendo a mirarla, cerró la puerta, muy despacio. La tensión era palpable en el ambiente. -Solo quería informarte.


-¿Infórmame de? -Inclino el rostro hacia un lado, mirándole con el ceño fruncido. ¿Por qué parecía que se atragantaba con sus propias palabras? -¿Eder?


-Eh, si. -el dio varios pasos hacia ella y la miro a los ojos -El Invencible, se acerca, junto a un ejército.


-Son... amigos, ¿no? -ella dudo unos segundos


-Si, claro -el se aclaro la garganta -Saldremos a su encuentro y para el almuerzo habrán llegado.


-¿Que mas ocurre? -ella lo miro a los ojos, segura de que había algo más.


-Mañana...-Eder apretó la mandíbula -Tendremos un encuentro con Wert -sus ojos se suavizaron al ver como el rostro de ella se llenaba de miedo -Tienes... tienes que acompañarnos.


-¿Yo? -dio un paso atrás.


-No te preocupes -y antes de darse cuenta de lo que hacía, las manos de el estaban en sus brazos, acariciando su piel con el pulgar y atrayéndola hasta el -Debemos mostrarnos como un matrimonio, ante él y sus soldados. Simplemente le informaremos de que no debe acercarse.


-Isobel -ella negó con la cabeza -Dime que mi hija no tiene que verle.


-Nuestra hija no se acercara a ese hombre -el la acerco mas, sus rostros tan cerca que sus alientos se mezclaran -No permitiré que os haga daño. Sois lo más valioso que tengo Jannet y os protegeré con mi vida.


Y entonces ella alzo su mano, acariciando su mejilla, notando su barba contra la palma, sus pies descalzos se movieron, inclinándose, y de puntillas, acerco su rostro, hasta besar sus labios. Fue un suave roce, sus labios rozándose, hasta que el la rodeo con sus brazos, pegándola a su pecho y su lengua se adentro en la boca de ella.

El LairdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora