EPILOGO

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El castillo estaba sumido en un completo silencio. La noche se cernía sobre él, con calma. La oscuridad era iluminada por la luna llena y las estrellas, relucientes en el manto oscuro del cielo.


Nunca había habido tanta calma y felicidad en ese clan.


Eder dormía feliz junto a su esposa, abrazándola contra él, como cada noche, sintiéndola a su lado, pero esta vez con la mano en su redondeado vientre, donde crecía su hijo.


-Eder -Jannet se incorporo en la cama haciendo una mueca -Eder -y el se removió, moviendo la mano sobre la sabana, hasta que toco el lugar mojado, entonces abrió los ojos y se incorporo -He roto aguas.


-¿Eh? -el parpadeo, tratando de ver en la oscuridad -¿Que hora es?


-¿Crees que eso importa? -ella llevo la mano a su vientre -El niño viene cuando quiere, no cuando sea buena hora.


-Mierda -salió de la cama, corriendo y ando por la habitación, un golpe sonó en el silencio -¡Joder! ¡¿Donde hay una puñetera vela?!


-¿En la mesita? -Jannet aparto la sabana y se sentó en la cama


-Mierda, mierda -camino cojeando, llego a la mesita y encendió la vela, se giro hacia ella -¡¿Que haces?! -corrió empujando el sillón que había a su lado que cayó al suelo


-Hay que cambiar las sabanas -Jannet estaba de pie junto a la cama.


-Yo me encargo -el la agarro -Pero no te levantes.


-¿Y cómo vas a cambiarlas si no me levanto? -Ella alzo ambas cejas, volvió a hacer una mueca y llevo la mano a su vientre


-Vale, apóyate en mi -caminaron hacia un sillón junto a la puerta -Tengo que avisar a Niara -y la soltó y corrió hacia la puerta.


Jannet rodo los ojos y siguió caminando y se sentó en el sillón, acaricio su tripa y respiro calmadamente.


-¡¡Avisad a Niara!! ¡La quiero aquí ya! ¡¡Id por ella!! -entro en la habitación y miro a su alrededor -Sabanas -corrió hacia un mueble lo abrió y frunció el ceño saco todo -¿Donde mierda están las sabanas?


-¿Que pasa? -Isobel entro en la habitación y miro a su madre -¿Ya viene mama?


-Si -ella asintió, señalo a Eder -Ayuda a tu padre con las sabanas, por Dios.


-Déjame a mi -Isobel se acerco sonriendo, coloco una mano en su brazo -Yo me encargo -el la miro, asustado. Finalmente se aparto.


Isobel tomo las sabanas, quito las manchadas e hizo la cama.


-Que se acueste -miro a su padre -Iré a la cocina a pedir que hiervan agua, preparen te y a por toallas y alcohol.


El LairdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora