•Epílogo•

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Arthur realmente era un niño y de verdad quería que esa diosa y ese demonio fueran sus padres. Pues nuevamente se encontraba pidiendo al capitán que tomara su lugar pero de forma definitiva. El niño alegaba su pedido al hecho que él no se sentía preparado. Que no podría con esa responsabilidad, necesitaba una imagen, y Meliodas era perfecto.

Por su lado, Arthur creía que los dos demonios eran sumamente interesantes, pero dentro de su maldad, eran buenos. Le agradaban y ellos pensaban parecido de él. Solo que sentían remordimiento por su vida... lamentaban constantemente tener parte de culpa sobre ese hecho.

Los pecados capitales veían otra vez la misma escena, Arthur quitandose la corona que le correspondía y colocandola en la cabeza de Meliodas. Quien con cara desconcertada recibía el gesto nuevamente. Los ojos violetas se humedercieron.

-Arthur... ¿Estás bien?

-Si, yo... Solo quiero... la protección del reino... Algo que yo no pude hacer... Y todos lo saben... Usted señorita Elizabeth intento salvarme en su momento... No puedo con esto, es más grande que yo, necesito aprender más... Y... Y quiero una familia... Una de verdad...

Meliodas y Elizabeth sonrieron, era un chico muy dulce. Y necesitaba el amor de una familia, a sus costado, los demonios veían desconcertados el actuar del joven. Pero algo dentro de ellos los hizo moverse y querer abrazarlo, no era comprensible a simple vista, ni a una detallada. Solo era un sentimiento.

Los tres desalineados por alguna razón reían, Arthur había perdido esas lágrimas rebeldes.

El rubio miró a la princesa quien afirmó con la cabeza, la pregunta era silenciosa y obvia, pero no iba a decidir solo.

-Esta bien, Arthur. Aceptamos. -le dedico un sonrisa a la imagen de sus hermanos y el adolescente. -. Pero ustedes dos, deben aceptarlo dentro de nuestra familia. Ahora seremos más. -espero por la respuesta de los demonios.

-¿Entonces nos quedaremos aquí? -Zeldris se separó y miró el lugar nuevamente.

-Si, pero descuida cariño, vamos a seguir viajando cada vez que podamos. -Elizabeth sabía que él mayor quería conocer más que solo donde estaba.

-No podría quedarme quieto aunque quisiera. Así que obviamente vamos a viajar. -Meliodas estaba animado.

Merlin se acercó, ese movimiento los ponía más cerca de su visión del destino de Arthur. Britania se uniria políticamente. Por ser Elizabeth reina de Camelot siendo la princesa de Liones.

-Cuando Arthur tomé el trono Britania estará unificada. -miraba a su niño de la esperanza. -Yo me quedaré contigo.

Los demás pecados no sabían que harían, ellos seguían a su capitán donde fuera, pero ahora el superior debería quedarse quieto. Por tiempo indefinido.

-Si mal no recuerdo, Arthur, cuando nos conocimos dijiste que querías que fuera el líder de los caballeros sagrados de Camelot. -el rubio rascaba su cabeza recordando. -Tomaré ese puesto también, y los pecados capitales estaremos a disposición de Liones y Camelot.

-Pero, ¿Qué pasará con el reino mientras haya una misión? -el niño rey sabía que podían durar meses las misiones.

-Podrían quedar los tres a cargo. -señaló a los dos demonios y el humano. Elizabeth los miró y estuvo de acuerdo. -. Juntos podrán.

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Las coronas brillaban en sus cabezas nuevamente, está vez sería por más que solo dos meses, ahora sería hasta que el príncipe Arthur creciera y estuviera listo para asumir. El pueblo se regocijaba en la fiesta de coronación. Los pecados capitales siempre disfrutaban del hecho de una fiesta, su parte favorita era beber.

Un Verdadero Rey para Camelot (Meliodas x Elizabeth)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora