Prólogo

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Un ojeroso joven rey miraba el techo de su despacho, su consejero desde el otro lado del escritorio le hablaba de reuniones, planes, ganancias, impuestos, personal, tantas cosas que tenían importancia, pero para él no, ¿qué estaría haciendo un chico de su edad en ese momento?

Miró por la ventana de la habitación al pueblo, dando vuelta la silla donde estaba, tantos adolescentes habría allí que seguramente se divertían con amigos y familiares. Y él no tenía ni uno ni los otros, lo más cercano a familiar que tenía era Merlin, era todo lo que tenía... Y ahora estaba en una misión con los siete pecados capitales, que por fin podían decir su nombre correctamente ya que ahora si eran siete.

—¿Cuántos jóvenes de 16 años hay en nuestro reino? —interrumpió al mayor que hablaba a sus espaldas sobre responsabilidades que quería evadir.

—¿Eh? ¿De su misma edad señor? No sabría decirle, mil, capaz mil quinientos de ellos.

—Mil quinientos... —repitió lentamente.

—Siguiendo con lo que le estaba diciendo señor, el personal del castillo comenzará a tomar sus vacaciones a partir de la siguiente semana, corres...

—¿Vacaciones? —se ladeo para verlo.

—Si, señor, las de tod...

—¿Crees que los mil quinientos jóvenes de 16 años del reino tomen vacaciones? —preguntó sin emoción.

—Pues creería que sí señor. Continuaré, les corresponderían quince días a las mucamas de la cocina, que trabajan aquí hace dos años. Treinta días a las que trabajan aquí hace cinco años y a los caballeros veinte y cuarenta días respectivamente.

—¿Y cuánto le tocaría a alguien que hace seis años trabaja aquí? —volvió a mirar por la ventana.

—Ahh... —suspiro el consejero— pues dependiendo del puesto, señor, puede que hasta dos meses.

—¿Y qué hacen si su lugar es indispensable en el castillo?

—Se busca un reemplazo temporal, señor.

—Muy bien... comienza.

—¿Señor? ¿A dónde va? Aún no hemos terminado —lo último casi lo grita pues Arthur cerraba la puerta del despacho.

El hombre suspiro cansado, después de todo era un niño.

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Contactarlos no era fácil, menos en medio de la nada, pero para un rey nada es imposible, o podría significar perder la cabeza. Podrían contarse una quincena de magos y brujas tratando de comunicarse con Merlin.

—Ahh... —suspiró el joven de ojos violetas, masajeando sus sienes —es suficiente, le pido que se retiren.

Todos los presentes salieron de la habitación sin hacer un solo sonido. Ninguno era tan poderoso.

—Merlin... necesito hablar contigo... —susurró.

—¿Y por qué no lo pides y ya?

La voz vino de la nada misma, tiempo después se hizo presente frente a él la exuberante mujer, con una esfera en la mano, el que fuera transparente en algunos lugares denoto que era una imagen de ella, no estaba presente ahí mismo.

—Merlin... necesito verte, necesito que los pecados capitales vengan aquí. Quiero a Meliodas-dono.

Pronunció rápido y sin titubear. La bella señorita se impresionó, pero no lo mostró más que con un pequeño y casi insignificante movimiento de ojos.

—¿Puedo saber por qué?

—Cuando vengan aquí.

—Creo ser merecedora de tu confianza...

Arthur asintió al darse cuenta de que tenía razón.

—Quiero dejar a Meliodas-dono a cargo del reino e irnos de vacaciones.

¿Irnos?

—Si, nosotros dos, quiero que tengamos unas vacaciones parecidas a las de una familia... —susurró sonrojado mirando a un costado rascando su mejilla.

Merlin se conmovió por la actitud del niño que casi había criado, a quien había hecho rey de Camelot.

—Está bien Arthur. Estaremos allá mañana, tú le dirás al capitán, te toca organizar todo.

—¡Bien! —dijó feliz.

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El sombrero de jabalí se encontraba lleno de personas que comían, bebían y apostaban alegremente, el cocinero le gritaba a un niño que dormía en un almohadón verde sobre el mostrador, dos jovencitas vestidas con cortas polleras servían a los clientes, mientras un cerdo parlante limpiaba los pisos y un chico un tanto raro leía un libro sentado en un barril de cerveza.

A su vez un rubio miraba desde las escaleras la escena desastrosa con cara de preocupación. Esa noche tendrían mucho que limpiar.

—¿Y por qué tenemos que ir Merlin? —preguntó a la mujer que estaba detrás.

—Eso te lo dirán cuando llegues.

—Bien, iremos, pero —dijo levantando el dedo índice —también trabajaras hoy. Si quieres usar magia está bien, pero ayudarás a acomodar este desastre, principalmente lo de Escanor... —señalando al musculoso que discutía con unos borrachos.

—Bien... —desganada fue a cambiarse de ropa.

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—¡Meliodas-dono que gusto verle!

Grito un muy emocionado rey.

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Voy a empezar por presentarme, mi nombre es Siku, soy escritora desde los... ¿10 años? Creería, me gusta el anime y una de mis últimas obsesiones es este, Nanatsu no taizai es una serie que me encantó, sigo el manga y me parece fascinante.

¡ALERTA SPOILER!
ACTUAL MOMENTO DEL MANGA
Iniciada en el capítulo 255

Si les gusto mi forma de relato y no quieren spoilers del manga, dejen comentarios aquí e intentare hacer una historia en el actual momento del anime.

Por otro lado voy a ubicarlos espacio-temporalmente.

Estamos en un corto periodo de paz en el actual momento del MANGA.
Nos encontramos en Camelot, que tras el ataque de los diez mandamientos y su casi destrucción se encuentra completamente reconstruido por Merlin. Por otro lado, Meliodas a recobrado la cordura. Elizabeth aún tiene sus poderes de diosa pero al igual que Meliodas es capaz de controlarlos, a menos que sean necesarios, de ser así pueden transformarse. La maldición está de alguna forma pausada y los tres días no se cumplen nunca.

Sí están pensando en Zeldris y Estarossa, su hermano les ha perdonado la vida y ahora se encuentran sellados por Elizabeth y Merlin, acompañando a nuestro querido capitán.

Finalizado esto. Doy por iniciada está historia.

Un gusto.

Siku Kuromi♔

Un Verdadero Rey para Camelot (Meliodas x Elizabeth)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora