Capítulo XXXIII

375 45 6
                                    

20 de octubre del 2015

El suave temblor de donde yacía lo despertó. Era extraño, no podía mover su cuerpo, ni sus manos, ni su cuello. Las palabras no salían, por un momento pensó estar muerto, por qué si eso no era la muerte no sabía que era.

- ¿Saga? - un sonido entre ronco y delgado salió de sus labios.

- ¡Despertaste! Estamos yendo a nuestro nuevo hogar, queda en las montañas te va a encantar. Kanon lo consiguió para nosotros. Es un poco alejado, no hay gente por lo menos a los próximos 60 kilómetros aunque podemos pedir por internet comestibles, ya sabes. Espero que te guste, yo lo decoré...

- Saga... ¿Qué pasó?

- No te muevas, te harás daño. Nos iremos a relajar, estas saturado con tus sesiones de fotografía y yo quiero al menos un momento para no escribir y estar contigo ¿Eso es mucho pedir? - siempre usaba esa voz, antes pensaba que era sus inseguridades pero parecía que siempre lo estuvo manipulando - ¡Ah! Se me olvidó decirte, también estamos casados ¡No te parece genial! ¡Al fin!

- Pero yo no firmé nada... - Aioros no salía de su confusión.

- Yo lo hice por ti.

No, eso no estaba bien.

- Aioros, no lo pienses mucho, esto es lo que siempre hemos querido, iremos ahí y nos recuperaremos, ya no tienes que seguir envidiando a otras parejas... Ahora seremos una, estamos juntos.

- ¿Parejas?

- Aioros, lo sé todo... - Saga le dedicó otra vez esa sonrisa que no conocía.

Moth (Saint Seiya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora