- Muchas gracias por preocuparte por mí, caíste como un rayo de luz... - la sonrisa Aioros se escuchó al otro lado del teléfono - Estoy muy feliz por haberte encontrado y todavía en una página como esa... El internet suele ser un océano profundo...
-Mi número siempre está disponible para personas especiales como tú... Creo que deberías hablar con Saga, dile lo que sientes...
- Pero es que en realidad nunca supe cómo me siento, no tengo emociones y ya no puedo fingir más, ni trasformar me emociona, ni besar tampoco, estoy vacío, ahora más que nunca lo sé... Siempre fui un cascarón buscando emociones, soy una polilla que se acerca al fuego... Y ahora lo entiendo todo... me acerco al fuego, por que así puedo sentir por fin... algo al fin...
- Aioros, no... No te digas eso, hemos progresad-
La llamada se colgó, el sonido intermitente de la otra línea se sintió peor que el silencio...
Su trabajo era así, alguien a quien no pudo ayudar...
-
- ¿En donde estuviste? - Saga se levantó del sillón con una mirada inquisitiva.
- A caminar... Como tú dijiste, aquí no hay nada a menos de 20 kilómetros cerca... - Aioros suspiró pesadamente.
- Te dije que es peligroso salir... Ya encontraron a tu hermano y a Shura, si ven a alguien por ahí, en una área que parece más desértica, seremos los sospechoso número uno ¿Quieres eso? ¿Qué nos separen? Posiblemente tengamos la pena de muerte... - no, no, no, no, ya no podía seguir en la misma cárcel, las lágrimas caían de las mejillas de Aioros.
- No me importa nada, no me importa si nunca te vuelvo a ver... Te llevaste todo rastro de amabilidad que tenía... Siempre me esforcé contigo, deseaba que todo fuera perfecto, deseaba todo lo que tu podías darme, pero te volviste un monstruo, igual que yo... Un monstruo que ha enjaulado a otro...
- Pero yo lo hice por ti, siempre lo hice por ti, en tus brazos me sentía que podía hacerlo todo... Tú naciste para mí, te hicieron para mí ¿entiendes? No fue una casualidad encontrarte, somos iguales... No he cambiado, siempre he sido así- Saga agarró sus hombros y lo sacudió, tratando de hacerlo entender lo que él sentía - siempre te busqué en todas mi novelas, creaba a estos personajes para dejarme de sentirme solo... Pero siempre fuiste tú, siempre lo supe, y ese día que encontré la caja debajo del tapete, me hizo pensar que te sentías solo incluso estando conmigo... Y ahí decidí ayudarte... Todo lo he hecho por ti... Para ser uno... - extendió su mano para llamar a un abrazo, que fue correspondido.
- Saga... Te amo y ahora lo entiendo qué significa amar realmente.
¿Lo entendía?
Sí, el amor era un monstruo en una caverna, a veces buscaba ayuda y otras se transforma en una bestia que incluso se devoraba a sí mismo.
- Aioros... Mi amor, mi esposo, mi tod-
El abrazo se había roto por las manos de Aioros, sus dedos ahora apretaban su cuello, Saga se asfixiaba pero nunca despegó la mirada de los ojos llorosos de Aioros. Sus pupilas se chocaron, había el dolor más profundo, Saga no luchó, al contrario con uno de los dorso de sus manos trató de acariciar la mejilla de Aioros, pero la llegada de la muerte, hacia que fuese un temblor absurdo sin sentido.
Aioros lloraba y su rostro se trasforma en una mueca desencajada ¿Acaso había tocado el fuego? Algo nunca antes experimentado salía de su pecho y se transformaba en un calor que se extendía en todo su cuerpo, especialmente en sus dedos.
¿El fuego se sentía así?
¿Tendría que doler?
¿Eso era realmente el dolor?
¿Tan cálida era la desesperación?
La polilla tal vez no tenía que acercarse al fuego si se podía incinerar por dentro...
No supo por cuánto tiempo apretó su cuello, pero cuando reaccionó, Saga ya estaba muerto. Aioros entendía lo que había hecho.
Se recostó justo al lado de Saga, la alfombra se había desacomodado por la fricción. Cerró los ojos del peliazul y acomodó su cuerpo, tratando de borrar la postura desequilibrada de la muerte. El calor, poco a poco se enfríaba con el tacto de Saga, apretó su mano un largo rato, donde la horas parecieron no tener sentido.
Sabía lo que tenía que hacer.
Era lo único que podía hacer.
No quería soltar su mano, no cuando...
Pero lo hizo.
Caminó donde sabía que él guardaba el arma, la sacó. Se acordó por un momento lo mucho que las odiaba, lo muy desordenadas que eran, pero era lo único que tenía, no podía soportar más no acompañarlo.
Saga se veía como las flores que el cortaba en el jardín de la vecina cuando era niño, se las daba a su madre y ella las destrozaba, pero las flores se veían más hermosas. Saga era incluso más bello, siempre lo fue.
Se recostó a su lado de nuevo, apretó su mano, está vez no la iba a soltar nunca, la apretó tanto que sintió como unos crujidos y como la mano de Saga se deformaba. Pero ahora él ya no sentía dolor...
Un fuerte sonido silenció el bosque...
Aioros ahora ya no estaba solo.
¿Eso era lo que quería? ¿No?
FIN
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Bueno, que más puedo decir, les agradezco que hayan llegado hasta aquí y que les haya gustado al menos un poquito esta historia.
Un abrazo enorme, ya nos veremos luego! 🤗🌹💙
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Moth (Saint Seiya)
Fanfiction(Saint Seiya - AU) Aioros siempre ha sido un chico solitario. Poseedor de una soledad que ni las víctimas que carga han podido satisfacer, ni el amor más sincero lo va a poder salvar. Pero el amor tiene muchas formas igual que los deseos más humanos...