Capítulo XXX

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4 de abril del 2015

Lo había seguido todo estos días, pero aún así Saga no entendía lo que su pareja estaba haciendo. Había empezado a ir varios días seguidos a una cafetería sin esperar a alguien, aunque pareciese que lo hiciera. Ahora estaba estacionado al frente de una casa e iba así tres días seguidos, llegaba y no salía y luego de 2 horas regresaba al hogar que compartían.

No sabía de quién era esa casa, tampoco podía acercarse mucho por temor a que Aioros lo descubriera. Pero era extraño, sin lugar a dudas, tenía un mal presentimiento. Se sintió cada vez más cerca a la situación del protagonista de su última novela, como un cazador al acecho de su presa. Solo que su objetivo ahora era mucho más pasional... Pero igual de incorrecto.

Aioros ahora sí que ocultaba algo.

Pasaron las dos horas y vio como dos personas salían de la casa, los había visto antes pero no sabía dónde, ambos se subieron al auto y decidieron irse. Lo que pasó a continuación nunca se lo esperó.

Aioros se acercó a la casa ahora vacía y trato de abrir la puerta. Era evidente que era una entrada ilegal, no había tocado el timbre y tampoco esas personas lo habían invitado.

No supo cuanto tiempo se quedó dentro pero Saga cálculo unas dos horas, al salir Aioros tenía las manos en su bolsillo como si tuviera algún objeto que ocultar ahí dentro. Entró al auto y se dirigió como siempre a casa.

Toda esta situación le era muy familiar... Extrañamente familiar...

Saga decidió no entrar a su hogar tan pronto y empezó a recordar su fantasía y si esa sensación se hacía tan real que no podía controlarla, fácil Aioros sentía eso... Solo curiosidad, tal vez estaban tan conectados que sentían lo mismo.

¿Por qué Aioros no podía estar tan desquiciado no? No podía estar más enfermo que él.

Saga se tapó la boca con una mano tratando de respirar, las fotos vinieron a su mente, pero no era horror lo que sentía, ese miedo que sea parecía más a cuando uno por primera vez va hacer el amor, miedo a conocer lo desconocido y que le guste. Qué le guste tanto que no pueda detenerse.

Al entrar abrazó la espalda de su pareja, empezó a tocar en esas zonas que sabía que lo despertaban. Besó su cuello provocando que Aioros suspirara, y acarició sus brazos con las yemas de sus dedos suavemente como si tocara una tela de seda.

- Hueles muy bien - Aioros ronroneó, sabía lo que iba a venir a continuación.

No olía al perfume que siempre usaba, olía diferente.

Saga lo sabía...

Que él olía a ellos...

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Espero que les guste el final que vendrá en unos capítulos más, aunque sea tan 💩💩💩💩💩 como el de mis otras historias 😹😸.

Moth (Saint Seiya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora