#32

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Emily

Llevo ya tres horas en aislamiento y estoy aburrida, no hay nadie con quién pueda hablar ni nada que pueda hacer pues tratando de apartar cualquier tipo de agente infeccioso de mi organismo y así no pasarlo al organismo indefenso de Joyce.

—Disculpe –digo a la enfermera—. ¿Existe la posiblidad de que vea a mi hermanita?

—Sí, pero debe usar mascarilla, guantes y todos los implementos necesarios para que ningunas de las dos se vea expuesta a agentes infecciosos.

—No hay problema –digo rápidamente y ella comienza a prepararme para luego llevarme a una habitación en la que Joyce descansa, quién a diferencia de mí está muy débil—. Hola, pequeña –digo en voz baja acercándome a su cama.

—Emily –ella sonríe débilmente.

—¿Cómo te sientes? –acaricio su cabello.

—Cansada –dice cerrando sus ojos—. Gracias por hacer esto.

—Eres mi hermanita, no podía quedarme sin hacer nada –le doy una sonrisa.

—¿Perdonaste a mamá? –pregunta acurrucándose junto a mí.

—¿Por qué lo preguntas? –acaricio su cabello.

—Es que el otro día la escuché decir lo contenta que está de que tú y Claire estén en casa –dice cerrando sus ojos y se apega aún más a mi costado.

—¿Lo hizo? –pregunto extrañada y Joyce solo asiente.

No sé si lo que dice Louis y Joyce sea real, es decir, Layla me dejó cuando era apenas una bebé y ahora resulta que me quiere.

—Señorita Roberts, es necesario que vuelva a su habitación para la preparación, la cirugía se ha adelantado –dice una de las enfermeras.

—En seguida –me alejo de mi hermana y acaricio su frente—. Nos vemos luego.

...

Me duele el estómago, esto nerviosa de que algo vaya a salir mal pero debo hacerlo por Joyce.

Por mi mente pasan Louis, Claire, Delia, mi papá e incluso Layla y mi corazón se acelera de solo imaginar que algo pueda salir mal.

—Todo listo, señorita Roberts –una enfermera entra y me obliga a sentarme sobre una silla de ruedas que me lleva hasta el pabellón donde Joyce yace sobre una camilla.

Todo al principio me parece irreal pero al sentir un pinchazo sobre mi brazo me doy cuenta de que todo esto está muy lejos de ser solo mi imaginación.

—Relájese, señorita Roberts –dice el médico de cabecera—. Todo estará bien.

Llevo mucho mucho tiempo escuchando esa frase y nada parece mejorar, a veces me pregunto si es mi culpa, pero siempre llega a la misma conclusión. No estoy hecha para la felicidad.

Todo se oscurece de un momento a otro, no tengo control de mi cuerpo, es como si hubiese sido transportada a otro lugar.

A lo lejos veo a Claire sentada en un hermoso prado, con Louis a su lado y me da una punzada en el corazón al notar que en sus brazos carga a un pequeño con sus ojos que se chupetea la mano, ninguno de ellos parece darse cuenta de mi presencia salvo por el pequeño que no aparta sus ojos de mí.

No puedo acercarme y tampoco puede hacerlo Nora quién está del lado opuesto al mío mirando con atención aquella escena, también aparecen Delia y Niall, seguidos de Layla, Joyce y mi padre, sé que todo esto está en alguna parte de mi mente pero me preocupa.

Ven, preciosa –dice mi padre—. Somos tu familia y te amamos.

—Mira hijo, es mamá –Louis dice al pequeño en sus brazos y Claire voltea a sonreír pero luego desaparece de la nada y nadie parece darse cuenta.

—¡Claire! –corro para intentar llegar junto a ellos pero es como si no avanzara y eso comienza a angustiarme—. ¿Dónde estás, Claire? –miro a mi alrededor y la encuentro a mi lado, rápidamente la cargo en mis brazos y veo mi familia aún más lejos lo que me pone aún más nerviosa.

Emily, ven –escucho a Layla—. Sé que no estuve ahí para ti, pero ahora que te tengo no quiero perderte...no una vez más.

Su voz de hace presente, no así su figura y temo haber perdido la cabeza.

Tu papá y yo decidimos no decirte esto hasta que estuvieras lista y pudieras perdonarme, pero creo que es el momento, necesitas un motivo para quedarte y espero que este sea suficiente –mi respiración de siente regular pero siento mi pecho a segundos de estallar—. Cuando me embaracé de ti tenía apenas dieciséis años y tu padre había entrado en la universidad, ambos estábamos muy enamorados y felices de que vinieras a alegrar nuestra vida –sí, como si eso fuera cierto—. Pero mis padres no pensaban eso, ellos te creían un obstáculo y querían que yo abortara, pero no accedí a hacerlo y en lugar de eso me dieron la oportunidad de darte a luz siempre y cuando yo me fuera con ellos a Liverpool.

Tiene que estar jugando ¿No?

—Ben y yo estábamos asustados, éramos jóvenes y no sabíamos de que eran capaces por lo que accedimos en un principio, pasé todo el embarazo en casa de tu padre pues él estaba muy feliz de tenerte, tanto como yo...al llegar el día del parto, ambos estábamos decididos a quedarnos juntos y criarte, con sacrificio y dedicación pero mis padres apenas tuvieron la oportunidad de alejarme de ti lo hicieron, cuando intenté buscarte ellos me aseguraron que tú habías fallecido y que...–hace una pausa y parece sollozar, su voz suena como un eco en mi cabeza y me desorienta—. Era tiempo de olvidarlo, durante mucho tiempo persistí con mi búsqueda sin encontrarte, ya que mis padres metieron ideas en la cabeza de tu padre para que escodiera tu existencia de mí, le dijeron que yo no te quería y que había querido huir, pero la verdad es que siempre quise estar ahí para ti, no fue hasta que te vi con ese chico en una revista, te veías como siempre te imaginé. Desde que estabas en mi panza te imaginé así, bella y buena, fue entonces cuando logré contactar a tu padre y logré explicarle todo, me encantaría poder explicarte todo a ti. Hija mía, eres definitivamente una de las mejores cosas que me ha dado la vida y no soportaría que te fueras...–solloza una vez más—. Por favor, vuelve a mí.

Lentamente abro mis ojos y me encandilado la voz de la lámpara en el techo de mi cuarto, tengo sondas en mi nariz y una que otra en los brazos, me pregunto donde he estado y me sorprende sentir el tacto de alguien sobre mi mano, bajo la mirada y veo a Layla ahí apoyada en la cama, llorando mientras sostiene fuerte mi mano.

Mi amor, no puedes irte ahora –me quedo sin aire al darme cuenta de que aquella voz que daba como un eco en mi cabeza y que creía parte de mi imaginación, no habían sido más que Layla diciendo...¿La verdad?

—No voy a ir a ningún lado –digo y ella alza la mirada hacia mí—. ¿Todo lo que dijiste es cierto?

—Cada una de las palabras que dije es cierto, te amo –acaricia mi mejilla—. Siempre lo hice y siempre lo haré, eres mi hijita.

Con un impulso casi involuntario me lanzo a sus brazos sintiendo algo que jamás creí que sentiría. Amor maternal.

—Perdóname, mamá –me sostengo fuerte de ella y siento lágrimas amenazar mis ojos—. Debí darte una oportunidad.

—Ya me la estás dando, querida –besa mi frente—. Te amo, hija.

Te amo, mamá.

•••

Aún no vuelvo a mi país así que tengan paciencia, porque seguiré demorando en escribir.

Los quiero.

💕

mamá de emergencia ; louis tomlinson ✔✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora