Capítulo 5

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-Listo.

Matt me distrajo de mis pensamientos una vez que me paso una tasa de té. Le agradecí y empece a revolverlo lentamente mientras lo observaba tomar su té. Bajé la mirada a la tasa y solté una pequeña risa, luego alcé mi mirada a Matt.

-Tienes años de no hacerme este té- sonreí viendo como él sonreía con su mirada en la tasa.

-Es para ocasiones especiales, solamente- Matt apoyó sus codos en la encimera y me miró mientras seguía con su té.

Tomé un sorbo y sentí la familiar sensación junto con su recuerdo.


-Pues entonces vete- mi padre escupió esas tres palabras y yo no dudé en agarrar las llaves de mi auto y salir de la casa cerrando con un portazo. Empecé a manejar sin rumbo, no sabía a donde ir. Bueno, sí sabía, pero no quería molestar. Suspiré agotada y detuve el auto sabiendo que tenía que llamarlo. Me dispuse a sacar mi teléfono de mi pantalón y marqué el ya conocido número, tratando con todo lo que podía de no llorar. Respiré profundo unas tres veces hasta que lo escuché.

-¿Lea?- Matt sonaba dormido- ¿qué pasa? Es la una de la mañana, ¿estás bien?

No pude evitar que las lágrimas salieran de mis ojos, pero seguí mordiéndome el labio para evitar sollozar, o al menos tratar. 

-Se-e que es tarde, pero, ¿puedo ir a tu casa?- tartamudee un poco al tener un nudo en la garganta.

-Sí, por supuesto amor- ya sonaba preocupado- ¿todo está bien? Me estas preocupando...

-Llegaré en unos minutos- dije ignorando sus preguntas.

Manejé a la casa a la que solo había visitado un par de veces. Ni siquiera me preocupé por mi aspecto, o las horas a las que estaba llamando, o el hecho de que solo había conocido a Caroline, la madre de Matt, y Sarah hace unos días atrás. Solo manejé sin preocuparme, porque era uno de esos momentos donde no quería estar sola. No podía. Lo necesitaba, aunque fuera por unos segundos.

Salí de mi auto limpiando todo rastro de lagrimas, con suerte y solo Matt estaba despierto. No había ni llegado a la puerta cuando escuché que esta se abría y mostraba a un muy preocupado Matt. Se acercó a mí y notó mi rojo e hinchado rostro. Soltó un suspiro para luego abrazarme. No pude evitar las lagrimas, simplemente no las podía retener más.

-Está bien amor, acá estoy- dijo mientras me daba un beso en la sien y me dejaba llorar en su pecho.

-Lo siento, lo siento, soy un desastre- dije limpiando mi rostro y tratando de ocultarme.

Matt levantó mi rostro y me dio un suave beso, el cual me tranquilizó.

-Ey- dijo susurrando- no eres un desastre ¿sí?- dijo peinando mi pelo- Vamos adentro, te haré un té.

Matt preparó un té mientras yo esperaba sentada en una silla cerca de la encimera. Cuando me lo entregó, inhalé fuerte y el dulce olor impregnó en mi nariz.

-¿Qué es?- pregunté después de tomar un sorbo.

-Té chai, pero le puse miel y un poco de canela- dijo mientras me veía tomar otro sorbo- ven, vamos a mi cuarto y te lo terminas ahí.

-Pero ¿y tu mamá?

-Ella no tiene problema con eso tranquila, ademas, ya te ama.

Le regalé una pequeña sonrisa mientras asentía y me levanté para seguirlo a su habitación. Una vez adentro, dejé el té en la mesa de noche y Matt y yo nos acostamos. Él me acercó lo más que pudo a su cuerpo y entrelazó nuestras piernas. 

-¿Qué fue lo que pasó?- con sus dedos peinaba suavemente mi largo y rubio pelo.

Suspiré y me acomodé para quedar frente a él, mientras seguía con sus caricias. 

-¿Recuerdas cuando te conté que mis papás se habían divorciado?- Matt asintió- Bien, sucedió porque mi mamá le fue infiel a mi papá. Mi papá era como un héroe para mí, así que yo decidí quedarme con él. Siempre tuve una buena relación con ambos, pero con mi papá era diferente, era mi mejor amigo. Desde el divorcio, él cambió completamente. Empezó a beber y salir más, y no es que es alcohólico, solo que ahora casi nunca está en casa. En fin, hoy salí con Emma al cine, y cuando llegué encontré a mi papá... con alguien más.- tragué y miré a Matt, él me miraba atento- Tenía una semana de no verlo, y lo encontré con alguien más, borracho. Ella estaba prácticamente desnuda y habían botellas de vino vacías por todo lado, así que me enfadé. Empezamos a pelear, y le dije todo lo que me he guardado estos años, y él... dijo cosas horribles. Cuando le dije que no la quería a ella en la casa mientras el no se dignaba en aparecer, y mientras yo estuviera en la casa...-hice una pausa y sentí como las lagrimas volvían a caer- entonces me dijo que me fuera. Yo-o no entiendo que le pasó, se supone que soy su hija- dije mientras lloraba recordando cada pequeño detalle.

Matt me abrazó y me dejó llorar en su pecho. Constantemente me frotaba la espalda o me besaba la frente. Me dejó descargar todo, y hasta que ya me estaba tranquilizando, habló.

-Todo va a estar bien. No voy a dejar que no sea así, lo prometo. Eres bienvenida aquí el tiempo que necesites- besó mi frente- todo va a estar bien, Lee.

Justo cuando escuché el apodo fruncí el ceño y a los segundos empecé a reír.

-¿Qué es tan gracioso?- Matt dijo riendo- Para, tu risa es muy contagiosa.

No podía parar de reír y no entendía porqué.

-¿A qué se debe ese apodo?- dije calmándome un poco.

-No sé, solo se me ocurrió- dijo sonriendo- por lo visto fue una gran idea- dijo refiriéndose a mi risa.

-Gracias- me abracé aun más a su pecho- por todo, por el té, por escucharme, por acogerme y por hacerme reír- alcé mi cabeza para poder verlo.

-Cuando sea, nena- dijo guiñando un ojo.

Ambos reímos y me besó tiernamente. Solo pensaba en el increíble novio que tenía y en cuanto ¿lo quería? si, supongo que sí. Pronto ya me encontraba dormida en los brazos de Matt.


-¿Por qué me hiciste ese té aquel día?

Matt me miró extrañado.

-¿A qué te refieres?

-A que ¿cómo sabías que me iba a tranquilizar?

Matt rió negando con la cabeza.

-No te voy a decir, te vas a burlar de mí.

-Eso no es cierto- dije riendo, a lo que Matt me miró con cara seria- bien, puede ser que sí, pero prometo tratar de no burlarme.

Matt me miró por unos segundos y suspiró rindiéndose.

-Cuando era pequeño, tenía... unas pesadillas, sobre unos dinosaurios que me querían comer, así que mamá siempre me lo preparaba para tranquilizarme.

Me quedé callada por unos segundos, pensando bien mi reacción pero ¿a quién iba a engañar?

-¡Lea!- dijo Matt cuando solté una carcajada. Era inevitable, y él lo sabía.

Here's to us. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora