-¿Ya pensaron en el nombre? ¿De qué color va a ser el cuarto? ¿Se van a mudar? ¿Van a...
-¡Emma!-reclamos todos los presentes.
-Lo siento, pero estamos hablando de mi ahijado...
Sonreí negando con la cabeza. Matt y yo habíamos decidido hacer un almuerzo para celebrar las buenas noticias. Había pasado una semana desde la primera vez que nos dimos cuenta que estaba embarazada, y ayer habíamos tenido la primera ecografía oficial y programada del bebé donde escuchábamos (con suerte) sus latidos.
-¿Ya saben cuál es el sexo?- preguntó Sarah, la hermana de Matt.
-Todavía es temprano, Matt dice que le gustaría esperar hasta el parto para saber el sexo- dije mientras revolvía la ensalada y limpiaba los bordes con una servilleta.
-¡Ja!, no lo creo- dijo Chat. Matt lo llamó unos días atrás para invitar a nuestro amigo de la secundaria, ya que vivía en California. Seguía disfrutando de su soltería, y ahora con su carrera en derecho tenía otra excusa más para ligar- Matt es demasiado curioso para esperar.
-Eso le dije yo- dije terminando de acomodar la comida en sus diferentes platos y luego Chat, Matt y Sarah me ayudaron a llevarlos a la mesa. Papá hablaba animadamente con Emma y su novio, David, mientras que Caroline terminaba de acomodar la mesa. Colocamos los platos en la mesa y luego escuchamos unos golpes en la puerta.
-Te tengo una sorpresa- dijo Matt sonriéndome.
-¿Qué es?- dije con la sonrisa más grande que podía poner, amaba las sorpresas.
Matt solo sonrió antes de ir a abrir la puerta y ver una melena rubia entrar.
-¿Creíste que me iba a perder la primera celebración de mi nieto? Directamente desde Inglaterra solo por ti, cariño.
Abrí mis ojos y mi tapé la boca con la mano. Sabía que iba a empezar a llorar.
-Mamá... dijiste que no ibas a poder venir- dije abrazándola con fuerza.
-Ya, bueno, quería darte una sorpresa- dijo separándose de mi y agarrando mis mejillas para secar mis lagrimas- no puedo creer que mi pequeña vaya a ser mamá, ¡y que yo vaya a ser abuela, por Dios, que vieja!- escuche a los demás reír y me les uní.
Me separé de mamá para saludar a Peter, su esposo, con quien se casó mientras yo estaba en mis años universitarios. Vi a mi padre saludar alegremente a mi mamá y a Peter. Sonreí, sabía cuanto le había costado a papá salir de la tristeza del divorcio, sumándole que la persona que lo reemplazaba era asquerosamente rico, y atractivo. Sin embargo, mamá está muy feliz con él, más de lo que lo estuvo con papá, así que también me alegro por ella. Cada uno se sentó en sus respectivos asientos y el almuerzo pasó entre vergonzosas anécdotas, discursos de felicitación, risas y demás. Para el final de la noche, cuando todos menos Chat se habían ido, me encontraba en la cocina comiendo otro pedazo de pastel de chocolate mientras Matt acompañaba a Chat a la puerta y se despedían. Podía escuchar su conversación.
-Me alegro por ti pequeño idiota- Matt rió- espero que todo sea mucha alegría para ustedes. He traído un... um... ¿regalo? En realidad es un peluche pequeño de una bola de futbol, ya sabes... por los viejos tiempos.
-Quien diría que te ibas a poner sentimental algún día.
-Cállate.
Ambos rieron. Yo sonreí y metí otra cucharada a mi boca. Escuché como se daban palmadas y luego el sonido de la puerta cerrarse. Me subí al taburete y luego vi a Matt entrando a la cocina.
-Ya tiene su primer regalo- dijo Matt alzando la bola de futbol y al moverla sonaba un ligero tintineo.
Sonreí y metí otra cucharada de queque a mi boca.
-Fue muy tierno de parte de Chat, ni siquiera Emma le ha comprado algo- Matt dejó el peluche en la mesa de café y se acercó a mí para colocarse entre mis piernas.
Tomó una cucharada de queque y metió un pedazo en su boca.
-Está muy bueno, Lee, ¿por qué nunca haces de esto?
-Porque no es sano, pero ahora no importa, ya que como por dos personas- dije sonriendo orgullosa.
Matt sonrió y tomó el plato de mis manos para colocarlo en la encimera, a mi lado. Peinó con sus dos manos mi pelo y lo colocó atrás de mis orejas. Tomó una gran respiración, puso sus manos en mis mejillas y me miró directamente a los ojos.
-Te amo, Lea.
-Te amo.
Sonrió y se acercó lentamente a mis labios. Cerré los ojos esperando ansiosamente por sus labios, sus delicados besos que al mismo tiempo eran salvajes, tomaban cada parte de mí y me quitaban el aliento. Demostrándome cada palabra que salía y que incluso no salía de la boca de mi novio. Cuando sentí su roce, un cosquilleo en mi interior y en mis labios empezó a crecer. Levanté mi mirada a sus hipnotizables ojos azules, pero antes de que incluso pensara en ellos, sus labios tomaron posesión de los míos y casi lloré con las emociones que sentía y que él me transmitía. Lo amaba, de verdad que lo hacía, y no quería que esto se terminara, jamas.
Cuando nos separamos por aire, abrí mis ojos y vi como Matt tomaba un poco de lustre y lentamente lo untaba en la punta de mi nariz, mejillas y labios. Yo lo deje. Reí imaginando mi imagen y luego tomé un poco de lustre e hice un pequeño bigote en el rostro de Matt. Matt rió y tomó otro poco de lustre, me subió la blusa revelando mi practicamente-inexistente-bulto y dibujó una carita feliz. Solté una carcajada y sentí como una lagrima salía de mi ojo derecho.
-No llores nena- dijo removiendo la lagrima de mi mejilla.
-Lo siento, las hormonas y eso, ya sabes- dije jugando con el sarcasmo.
Matt asintió sonriendo.
-Mmm ¿ahora como limpiaremos esto?- sonrió traviesamente.
-¿Tú que propones?- dije siguiendo el juego.
Su sonrisa aumentó aun más y luego bajo su cabeza para quitarme con su boca el lustre, lo que me hizo encogerme por las cosquillas. Matt dejó tiernos besos en mi estomago, y luego subió hasta la altura de mi cara. Con su lengua terminó de quitar el resto y luego yo hice lo mismo con él. Matt me miró a los ojos y se fue acercando lentamente a mi cara, cuando menos me di cuenta sacó su lengua y empezó a chuparme toda la cara.
-¡Matt!- dije riendo y colocando una mano en su pecho para alejarlo de mí. Bajé del taburete para alejarme aun más.
-Oh no nena, hoy no escapas de mí- dijo y yo medio intenté salir corriendo- sin correr, luego te caes y algo malo pasa- dijo con tono reprobatorio.
Rodee los ojos y sonreí.
-Eres tan protector.
-¿Crees que voy a dejar que algo malo te llegue a pasar a ti y a mi bebé?
-Matt... eso sonó tan bello.
-Te amo ¿sí? Nunca voy a dejar que algo te pase a ti, o al pequeñito o pequeñita.
Sonreí. En ese momento solo podía pensar en lo afortunada que era de tenerlo. En cuanto lo amaba, en todo el tiempo en que esperé tener a alguien como él, tan bueno, tan fácil de amar. Estiré mi mano invitándolo a tomarla.
-Vamos.
Él sonrió y tomó mi mano, dirigiéndonos a nuestra habitación.
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Here's to us. (Editando)
RomanceLea Miller y Matthew Adams se dan cuenta que su relación de 7 años no estaba funcionando desde tiempo atrás. Se aproxima una tormenta y quedan obligados a permanecer en casa después de una pelea. Al rededor de la noche recuerdan como inició y transc...