Tentando al diablo

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Querido diario...

El señor Growney puede ser malo y salvaje cuando se lo propone, lo he aprendido hoy tentando al diablo.

Hoy era uno de esos días en que no trabajaba porque tenia clases en la universidad, yo creí que el señor Growney estaba al tanto de eso, creía que mi papá se lo había comentado cuando decidieron que yo trabajaría para ambas empresas, pero hoy me dado cuenta que no es así y me he ganado una dura follada por eso.

Poco a poco voy descubriendo cosas nuevas sobre el sexo, ahora entiendo que cada persona tiene cierto fetiche o gusto especial para el follar, como yo, que he aprendido que me excita mucho el estar inmóvil a la merced del señor Growney, hoy me ha atado las muñecas de los tobillos y viceversa, para fornicar de todas las posiciones posibles en la cama.

Melanie estaba en la universidad, viendo su clase de mecánica de fluidos cuando su teléfono sonó avisándole la llegada de un mensaje, con cautela lo tomó y vio que era del señor Growney, sonrió y vio el contenido del mensaje.

Melanie Parker ¿Dónde estas?— ella pensó que tenia que ser una broma, aunque él nunca nunca hiciera una, pero ella pensó que era obvio donde estaba, todos los sabían, ella solo salia a trabajar y a las otras veces a la universidad, de resto en su casa como una buena chica.

Decidió no responder y seguir al pendiente de su clase, pero a los minutos le llegó otro mensaje.

—Pequeña traviesa ¿no le vas a responder a tu amo?— mordió sus labios ¿en serio no sabía donde estaba?, pensó ella.

Estoy ocupada señor Growney, ¿le importa si hablamos en unos minutos?— le respondió indiferente, si él estaba bromeando le seguiría el juego.

¿Qué se supone que estás haciendo Melanie? Porque trabajando no estássonrió al mensaje.

Memorias de una sumisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora