Thomas Growney, el amo

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Querido Diario…

Bien, me siento sumamente raro escribiendo estas dos palabras, jamás lo había hecho en mi vida, pero mi pequeña Mel me lo ha pedido, y para ella, lo que pida. Esta es la primera vez que me ha permitido ver y leer el contenido desde que le di el cuaderno, para que sea yo quien le ponga el final a este diario, más no de nuestra historia, todavía queda mucho que vivir y que escribir entre nosotros, y más ahora en compañía de nuestro pequeño hijo, Thomas.

Lo primero que me mandó a escribir, fue sobre nosotros, quiénes somos ahora y lo primero que me viene a la mente es todo lo que ha crecido mi pequeña Mel, esa temerosa chica de ojos profundos y tez pálida, resultó ser la mejor ingeniera que ha tenido mi empresa, es una madre excepcional, y como mujer, me deja sin aliento cada día, y por las noches, cuando estamos a solas en la habitación… mejor ni digo.

La relación con su padre es el vínculo más hermoso que he visto jamás, Frederick adora a su hija, es un padre fenomenal y como abuelo, un consentidor, conmigo pasó mucho tiempo para que nuestra amistad se retomara, pero ahora entiende que realmente amo a Melanie y que hago todo lo que esté en mis manos para protegerla. Me gustaría decir lo mismo de la señora Eleonor, pero no, ella decidió creer que no existimos y cuando se enteró que su esposo nos apoyaba se separó de él, es una lástima, pero no la podemos obligar a aceptar algo que no quiere.

A ver, qué puedo decir de mí… mi vida ha dado un giro completo al tener a Melanie y al pequeño Thomas a mi lado, soy un hombre diferente y el cambio me gusta, estoy más tranquilo, me tomo las cosas con calma e incluso sonrío más. Aún no logro perdonarme lo que sucedió con Melanie, el recuerdo de su cuerpo lleno de golpes me atormenta, y aunque ella diga que no, yo me siento culpable de ello. Pensar en esos días, siempre me trae a la mente a Beatrice, esa maldita mujer que me la jugó mal dos veces, no sé qué ha sido de ella y tampoco me interesa, solo sé que ha de estar pasándola mal, mi venganza fue quitarle todo lo que fue mío alguna vez, y que ella ama más que a nada, el dinero.

La familia es pequeña, nosotros tres, Frederick y Barbara. La mejor amiga de mi pequeña, Chloe, también madrina del pequeño Thomas, viene a visitarnos casi siempre junto a su novio, los quiero y son parte de mi familia, quizá dirán que son pocos, pero son los seres más leales que conozco y estoy seguro de que como yo, darían todo para que Melanie Parker y el pequeño Thomas Growney jr., estén bien.

Entre Melanie y yo sigue predominando el deseo, con tan solo verla ya la quiero desnudar y enterrarme entre sus carnes, y cuando la pillo mirándome y tiene las mejillas sonrosadas, sé que está pensando lo mismo. Seguimos jugando a que es mi sumisa y yo su amo, esos roles le dan rienda suelta al placer, que es cada día más intenso.

Creo que no hay mejor final para este diario, que decir lo felices que somos, lo bien que se siente abrir los ojos en la mañana y ver la hermosa sonrisa de mi mujer y el potente brillo en sus ojos, luego de eso besar sus ricos labios, y que el pequeño Thomas nos separe porque también quiere besar a su mamá. No somos perfectos, ni tampoco deseamos serlo, pero sabemos por lo que hemos pasado y buscamos ser felices con lo tenemos, familia, amor y placer…

A final de cuentas me terminé extendiendo, pero hablar de lo que somos hoy me llena de orgullo y tengo mil cosas más por decir, pero no hay tiempo, el pequeño Thomas me hace señas con su manita para que vaya a dormir con ellos y Melanie al verlo sonríe, toma su mano y le da un beso, mi hijo se concentra nuevamente en su actividad más preciada, tomar pecho mientras ve a su mamá a los ojos... Y yo, como siempre, no pienso perderme esa hermosura de imagen.

Thomas Growney.

Diciembre, de 2018.

10:57 pm.

Memorias de una sumisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora