La Higuera

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El tiempo fluía de a poco, sin flores sin adornos, solitario como un árbol,
terco cómo la piedra de río que no perece ante los golpes de la corriente,
inteligente cómo un ser humano,
astuto cómo un zorro,
sabio tanto cómo su experiencia le a permitido,
autodidacta cómo los instintos animales,
soñador cómo un niño y tímido cómo aquel mismo, curioso cómo un mono,
flexible pero fuerte cómo el agua,
creyente de su propia religión,
pero temeroso del mundo cómo una fiera salvaje,
filoso y vulnerable cómo el papel y ser humano cómo casi todos.
Cómo una higuera me siento,
horrible con miedo de los seres humanos miedo a no dar un fruto bueno y que corten y mutilen mis ramas,
o que simplemente blasfemen en mi contra,
cómo aquella higuera que nunca da flores,
solo hojas verdes insípidas y sin valor,
una higuera sin una visión del futuro sólo intentar dar buenos frutos para toda mi vida,
soportar vientos y el helado aire en invierno que a veces me quema,
soportar estas débiles ramas que se romperán si alguien las hala con fuerza,
o si mis frutos no son provechosos para alguien,
soportar esta vida inmutable en la que sólo puedo esperar la opinión sobre lo que doy me carcome de inseguridad de a poco,
espero que eso no me marchite,
poder soportarlo ser un gran árbol el que no tenga que esperar ninguna opinión de nadie,
ser más fuerte, casi inquebrantable,
rebosar de seguridad y fortaleza,
rebosar de humanidad algo de lo que los mismos humanos carecemos.

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