Maravilla Andina

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Un arácnido acaba de visitar mi almohada, también acaba de fallecer, me tiene un poco ofuscado aquel suceso tan terrorífico, sin embargo no podía cancelar mi escritura de hoy hacia ti, anónimamente claro, tenía que escribirte cómo en una carta que quizá jamás leas, describir esos ojos color cacao que quizá nunca mire, aquella silueta poética tan perfecta que te conforma, aquellos rasgos detallados que plasman tu rostro, aquella personalidad tan divertida que e mirado a lo lejos, aquella piel canela que posees intacta, aquella mirada tan profunda hechizante a la media luz del atardecer, tus ojos que ostentan a lo lejos el color del andino capulí que crece a mediados de invierno, tu cabellera negra cómo las faldas del Chimborazo majestuoso, tu piel canela cómo el tronco de eucalipto, tu belleza que no se describir, tu belleza eufórica cómo cruzar en teleférico en medio de un agresivo viento, tu voz tan suave cómo la brisa que roza mis oídos en la punta del mirador de Guano, tu, perfecta cómo el paisaje que de allí se aprecia, cómo la noche estrellada disfrutada con un café y el frío de la Sierra misma, una cobija de llama y un ademan mágico, el de estar tocando el cielo, es muy atrevido pero necesario decir que quisiera saber aquel sabor fuera de lo común que tus labios poseen, una mezcla de moras negras y fresas de huerto, por ahora es mejor que sea un misterio, un motivador misterio.

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