Arrullo Fluvial.

Diabla

Su figura endulzante,
su mirada tan fría y cautivadora,
su piel blanca cómo el cloro al hervir el agua,
su estilo tan agrio cómo vinagre,
su actitud rebelde, tierna y confusa,
su belleza suya y sólo suya,
nadie la poseía por más enamorada que estuviere,
indomable y envolvente cómo una diabla,
gélida y cálida cómo el fuego al quemarte,
silenciosa cómo la cima de una montaña,
poética cómo un escrito magistral,
cómo la redacción de un poeta maldito,
la viva imagen del infierno en la tierra,
seductora, reservada, con un estilo de moda retro impecable, noventero actual,
resplandecía de misterio oscureciendo el ambiente con el,
me enamora, me cautiva,
me hace desear ir al infierno por ella,
me hace desear pecar,
pues ella es el pecado mismo y pecar sería tener un poco de ella,
pecar sería ser uno mismo con ella,
pero sería aún más llameante de adrenalina ultrajar a cuál diabla imponente,
comer sus labios ardientes de euforia,
ser preso de su piel y de su encanto por un segundo, asegurarse ir al infierno por un poco de ella, de su néctar infernal,
por tocar su piel llameante,
su cabello infernal que parecía más celestial,
diabla querida diabla terrenal,
cómo picadura de culebra me envenenas,
cómo droga te me haces adictiva,
simplemente mirándote abrazo al pecado,
simplemente estando a lado tuyo voy al infierno,
sin embargo el infierno es poco precio a pagar por tu cautivadora belleza,
por tu figura de lujuria, por tu piel celestial por ti por tu diabla belleza,
única cómo el pecado con ganas de volver cómo una adicción, dañina cómo un vicio,
obscura cómo el inframundo,
estrangulame llevame contigo,
estrangulame que me fascina sentir tu piel en mi cuello, estrangulame hasta verte en el infierno ardiendo de la euforia de tu sexo, diabla, amada diabla.