Las Fascinantes Nebulosas Que De Ti Se Esconden

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Era imposible no pensarte,
no verte en mi cabeza todo el tiempo,
sentir cómo en el aire desnudabas mi piel hasta directamente tocar mis entrañas con una mirada, y tomas mi mano cómo si fuéramos a saltar al vacío, y siento esos mismos nervios y esa misma emoción, cómo de flotar a gran velocidad, cayendo, mirando todas las figuras geométricas que forma la tierra, en distintos tonos de verde hasta llegar a unos pálidos café, y todo eso mientras siento cómo explota cada glóbulo al pasar por mi corazón acelerado, y no por estar cayendo a una gran velocidad, era la simple acción de tocar tu piel a través de tu mano, la simple acción de verte, la simple acción de estar en los cielos contigo mientras simplemente cruzabamos de una acera a otra corriendo, sonriendo, hablando, de tu mano, para no caer a los profundos abismos de aquel monstruo invisible que simplemente habita en mi cabeza, corríamos de ficción en ficción hasta llegar de nuevo a la realidad sólo para verla un rato y volver a volar de nuevo, a flotar al revés de la gravedad, saliendo del planeta sin orbitar, sin oxígeno, flotando, veía nebulosas mientras regresaba a ver su rostro y no se compara en nada una nebulosa, a ver su rostro, imagina ver una nebulosa de fondo con su rostro por delante, colosal cómo una galaxia, pequeña nebulosa, enorme tu, diminutos planetas, diminutas estrellas que colapsan en ti, bendita la luz que me permite verte, bendita la vida que nos tiene vivos y flotando, bendito el tiempo que no transcurre en vano, bendita la realidad que nos tiene aquí frente a frente antes de explotar.

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