Caóticos Cielos

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De tus caderas brotaba fuego cómo en el bendito infierno, plagado de placer y del dulce néctar de la sensualidad que escondes entre tus labios y tus ojos que me llaman que me incitan a ser un vil monstruo despreciable insaciable de placer, mientras con una sonrisa me conviertes en un burdo y lerdo ser humano capaz de pensar, capaz de escuchar, de escucharte cuando con ternura parece que tus palabras fueran de chocolate y con temor a ser cursi digo que te devoraria a besos sin nada sexual de pormedio mientras te recito este recital de letras verso a beso, acompañado de tu sonrisa al fondo acompañado de tu aroma a mi lado y de tu piel, y tal vez de tu cabello que me encanta a la media luz de la noche, mientras mi voz entrecorta tu piel de a poco a cada segundo a cada palpitación que se acelera a medida que me acerco a ti, cómo dos planetas a punto de chocarse y causar una super explosión que a la lejanía sería diminuta, pero que de cerca sería una completa locura, una caótica locura con una bella vista, y después de aquella romántica explosión ser una sola esfera de fuego incandescente, ser una locura diluyendonos juntos en una figura romántica un poco sexual, un poco perversa pero más celestial, recorriendo tus lunares cómo descubriendo constelaciones, descubriendo tu piel cómo si fuera una galaxia y descubriendo tu mente que es todo un multiverso imposible de cantar, imposible de recitar, imposible de descifrar y tan caótico y mortal cómo mi burda cabeza.

Arrullo Fluvial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora