Detonaba mi piel con sus suaves dedos cómo si fuera dinamita, besaba su cuello que parecía estar cubierto por pétalos de rosa, se aferraba a mi cada vez más, con rapidez, con lentitud, peinaba mi cabello rizado con suavidad mientras su mirada de inocencia y maldad me llevaban a otro universo, menos mortal, menos real, más perfecto, más ficticio, tocaba brevemente con mis dedos su piel, su suave piel blanca la acariciaba de a poco, cómo si escribiese sobre ella algún poema en verso cómo nunca suelo hacerlo, sentí sus senos cómo almohadas sobre mi pecho, sentí sus latidos juntarse con los míos en una sola tonada, el calor que desprendía se mezclaba con el mío, fuego con fuego, sus pupilas algo dilatadas se veían perfectas, el besarla era sólo una opción, el mirarla era suficiente, el resbalar mi tacto por su espina dorsal era suficiente, el resbalar mi tacto hasta el fondo de su espalda, acariciar tiernamente su piel, el recitarle un poco de poesía en su oído derecho, el escribir poesía con nuestros cuerpos, juntando nuestras almas, nuestra piel, nuestra esencia humana por un momento, quemaba cómo agua caliente, quemaba cómo mil soles de suavidad, quemaba cómo si el tiempo se detuviese, y se detuvo, se detuvo por una hora o dos, se detuvo en su piel, en sus ojos, en su cabellera, en su interior, en sinfonía seguíamos, en una ficticia realidad que pronto acabaría, en un ficticio mar de respuestas, amarla era poco, amarla era nada, un diminuto grano de arena, un gajo de naranja, una miniatura inexistente, amarla ya no era suficiente, desojaba mi piel con sus labios, evaporaba mi alma con su piel sobre la mía, desollaba mi corazón por completo con cada respiración y no dolía, debilitaba mi mente con cada minuto de tocar mi piel, despedazaba la perfección con su sólo tacto, cómo si creará una galaxia entera dentro de ella, quemaba cómo mil soles, sin dolor, sólo con el placer de crear de experimentar algo nuevo lejos del simple afán de tener sexo, hacíamos el amor, cómo un crimen hacia la naturaleza pues no es el amor de cualquier animal la esencia, la certeza era nada frente a tus ojos, frente a la seguridad de sentir tu mirada sobre mi piel desnuda, el universo era nada frente a las galaxias que se formaban dentro de sus caderas, el amor era un insulto ante este acto tan excelso, la realidad era basura frente a las curvas de tu cintura, y nada existía más que tu cuerpo anhelada poesía.
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Arrullo Fluvial.
PuisiEs un libro de poemas que a veces se me ocurren, espero lo disfruten (actualización) empecé este poemario con 15 años, ahora a 10 años casi voy a darle algo de edición y mejorar algunos versos espero les guste tanto o mas como el original.