Nuestro Cosmos

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Veía el tiempo desvanecer todo alrededor del mismo tiempo, sin aliento, lento y rápido, cómo en una locura tenue y temporal, cómo en un acto normal y anormal, en una profunda contradicción eterna, contando del 1 al 10 del 0 al 100 y a veces hasta 200, entretenido en las nebulosas de mi mente, tocando estrellas de cerca, de lejos a veces estirandome un poco, consumiendome por dentro en un vaivén de células muertas que consumen las vivas contagiandolas de su macabra muerte haciendo que yo sienta el profundo y ruidoso morir de cada una de ellas manifestandose en profundas alertas nerviosas lanzadas a mi cerebro, haciendo sentir a mi cuerpo que muero, haciendo sentir a mi mente que le queda poco para volar y bailar al son de la brisa del mar o del profundo huracán que se manifiesta en Florida, de las tormentas de arena en Egipto, de la lluvia que azota las tierras británicas a menudo, de las corrientes calientes y frías que se cruzan en el Pacífico cada tanto, al ritmo del segundero de alguna nave espacial que hace cuenta regresiva antes de despegar, incluso bailar en el espacio no estaría nada mal sin oxígeno sin brisa con una vista espectacular, bailar contigo, rozar las piedras espaciales, contemplar constelaciones mientras nos preguntamos el porque de su existencia, el porque de la demencia de la sola existencia de todo lo que existe, abarcando universos enteros en nuestras mentes juntos, siendo cómo multiversos que convergen el uno con el otro, siendo cómo literatura y cómo todas las ciencias, siendo todo y nada, siendo tu, siendo yo.

Arrullo Fluvial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora