DIECISÉIS

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-JAEBUM-

-¿Puedo sentarme aquí?

Me mantenía sentado en una de las bancas del patio de la escuela, dejando que la fresca brisa se encargara de atravesar las hebras de mi cabello. Por fin lo había cortado, y mi cabeza se sentía más ligera pero sólo físicamente. Los pensamientos allí dentro nunca se detenían. Era agotador.

-No me importa.

Había notado su presencia muchos metros antes de que se acercara a mi lado, pero preferí ignorarla. Podía almorzar donde quisiera, el patio era lo suficientemente grande.

-Sé que estuve mal pero ¿podrías al menos escuchar lo que tengo para decir?

La bandeja metálica seguía como la había retirado de la cocina. Había perdido el apetito otra vez, y no se me hacía raro, las cosas volvían a tornarse complicadas pero...complicadas de manera distinta.

Todo comenzaba a parecerse a esas historias cursis que debía mirar en la televisión mientras esperaba a que la tarea llegara a casa. La confundida muchacha que no sabe cuáles son sus sentimientos y el siempre perseverante muchacho que tiene las mejores intenciones para con su enamorada. Giré los ojos, intentando escapar de esas ideas.

Lo que había pasado hace unos días no tenía que ser como la de aquella ficción. Yo no tendría que estar tan confundido y él... ¿Podíamos acaso dejar todo en el olvido?

-No vas a escucharme ¿cierto? ¡Jaebummie!

Debió comenzar a gritar mi nombre al observarme tomar la bandeja y regresar al interior del edificio. Tenía todas las cualidades para transformarse en ese personaje principal de novela de adolescentes pero yo no sería parte de aquello, es decir ¿cómo podía serlo? También era un muchacho.

-Si crees que vas a poder evitarme todo el tiempo, estás equivocado.

Logró alcanzarme y tomarme del brazo antes de decir aquello. Lo recibí conmocionado, mientras sentía los ojos de las demás personas en el patio sobre mí. La sangre de mis venas comenzó una carrera que supo amontonarse en mi frente, aumentando la temperatura y tiñendo mi rostro del mismo color del rojizo líquido.

-¿Qué haces? ¡Déjame!

-No, me tienes que escuchar. Deja de huir.

Sus ojos penetraron los míos, y el resto de estudiantes comenzaba a agruparse a nuestro alrededor. Toda esa atención puesta en nosotros estaba por volverme loco.

-¿Se van a pelear o vamos a ver por fin los besitos?

Las palabras que se hicieron escuchar a la distancia, se clavaron en mi espalda como una daga. No podía girarme para buscar al autor, mi cuerpo comenzaba a sentirse ya rígido. Aunque quisiera huir, como decía él que lo hacía, no podía.

-¿Es por eso que no has estado viniendo a clases, Jaebum? ¿Estabas buscando ayuda para tu desviación?

-Al parecer no hizo efecto el tratamiento...

¿Quiénes eran? ¿Qué querían de mí? El calor se volvió líquido y viajó a través de mis mejillas al principio disimuladamente y luego lo suficientemente visibles para que la persona tomando mi brazo lo notara. Había estado ocupado buscando con la mirada a las personas que disparaban aquellos maliciosos comentarios, pero al verme iniciar el llanto, apretó mi extremidad con más fuerza y arrastrándome, nos llevó fuera de ese lugar.

-Si tanto quieren ver besitos ¡consíganse sus propias novias, idiotas!

Fue lo último que le escuché decir antes de reencontrarme a mí mismo en la enfermería. 

La última vez [JackBum]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora