-Sr. Im, ¿puede escucharme?
Las pupilas de Jaebum comenzaron a agitarse y el aire cruzó con dificultad por su garganta. La percepción en sus extremidades era más clara, y los sonidos ya no se sentían como parte de un sueño.
-¿Puede escucharte?
-No lo sé, por eso se lo estoy preguntando.
Respondió la voz femenina, algo molesta. Jackson seguía ahí. ¿Cuánto tiempo había pasado? En la oscuridad, el paso del tiempo era difícil de distinguir.
-¿Y si mejor le pregunto yo?
-Sr. Wang, ¿quiere dejarme hacer mi trabajo?
Mientras el renacer de su cuerpo era cada vez más evidente, un ardor comenzó a atravesar las venas del muchacho y la sensación fue tan desagradable que terminó despertando. La luz blanca que apuntaba directamente a sus ojos, no le permitió abrirlos del todo inmediatamente, pero sus dedos se encorvaron, queriendo confirmar que el agarre de aquella otra mano todavía permanecía. Efectivamente así era.
-Jaebummie.
La humedad comenzó a sentirse contra sus párpados, aunque no estaba seguro si era por la enceguecedora luz, o la mención de aquel apodo que provocaba lo mismo, siete años y medio después.
-Sr. Im, ¿puede decirme cuántos dedos ve?
-¿No ves que está llorando? Obviamente no puede ver nada.
-¿Por qué no va a tomar un café mientras continuó con los controles?
-¿Por qué sigues haciendo preguntas estúpidas?
A pesar de la calidez que las mejillas de Jaebum sentían por las incesantes lágrimas, las chispas ya se trasladaban desde su pecho hacia su boca, para iniciar una débil sonrisa. Jackson no dejaba de discutir con la enfermera, hasta que el médico llegó. Ambos fueron alejados de su lado y el anciano hombre se ocupó del resto del control.
-¿Le duele algo?
Suponía que lo decía por el ligero llanto, así que sólo moviendo la cabeza, Jaebum negó.
-Muy bien. Su medicación ya ha sido aplicada por vía intravenosa, así que no debe preocuparse por eso. Sí le recomiendo que en cuanto llegue el almuerzo, se termine todo lo que tenga esa bandeja. Me aseguraré que una enfermera controle que haya comido todo.
-...Jackson...
Un profundo suspiro se escapó del cuerpo del hombre a su lado.
-Claro, el muchacho no se ha movido de aquí en estos días. No va a irse ahora, así que no se preocupe.
Le dijo, y luego se despidió. Segundos después, el moreno rostro se hizo presente ante sus ojos, por fin. Jaebum no podía evitar sonreír, todavía a medias, debido a la debilidad en todos sus músculos, pero sinceramente. Sentía que una de sus más largas pesadillas había llegado a su fin.
Su cuerpo estaba mucho más débil de lo que él pensaba, el esfuerzo puesto en sus extremidades para abandonar esa tiesa posición fue en vano.
-Te cuidado, vas a lastimarte.
La calidez con la que las palabras se acercaban a su oído le hacían agradecer tener los ojos abiertos para poder asociarlas con el magnífico rostro que las emitía. Sus pupilas se movieron lentamente en dirección a Jackson y como una explosión que había sido contenida en su cuerpo por meses, sus emociones fueron expuestas.
-Jackson...te pedí que te quedaras...
La respiración de Jaebum había decidido entrecortarse a pesar de las intenciones del muchacho de hablar.
-...te fuiste...
Y en medio del llanto, de manera idéntica a como sucedía siete años atrás, los brazos de Jackson se acercaron para rodearlo, acariciar su espalda y susurrarle que todo estaría bien. El adormecido adolescente no sabía en aquel momento que sólo eso necesitaba, y seguiría necesitando el resto de su vida.
-Lo siento tanto, Jaebummie. Perdóname.
Las mismas palabras salieron de la boca de Jackson repetidas veces, mientras se dedicaba fervientemente a evitar que las lágrimas de la persona en sus brazos, mojaran la bata de hospital que llevaba puesta.
-...no...no te vas a ir otra vez, ¿cierto?
-Nunca.
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La última vez [JackBum]
FanfictionLas fotografías eran lo único que le quedaba a Jaebum para recordar aquella amistad de la que tuvo que despedirse demasiado rápido. Siete años después, viviendo la monótona vida que nunca quiso vivir, Jackson se presenta como la salida, pero es Jae...