¿Podía Jackson ser el mismo que fue cuando tenía dieciséis? Jaebum sabía que había cambiado, porque era necesario. Pero las preguntas por el moreno muchacho a su lado afloraban incesantemente. Lo cuestionaba a cada momento, incluso cuando lo tenía entre sus brazos durmiendo plácidamente, incluso cuando se acercaba a él para dejar un pequeño beso en su frente, incluso también cuando lo veía despertarse y acompañarlo otra mañana con esa maravillosa sonrisa.
-No has dormido.
Sentenció el asistente, todavía adormilado, encaminándose a la sala.
-No estaba cansado.
Tuvo que responderle Jaebum, lamentándose por lo evidente que la falta de descanso se hacía en su rostro. Le pesaba todo el cuerpo, no sólo por no haber pegado ojo en toda la noche. Los recuerdos dejaron de asomarse a él con destellos de dolor y se transformaron en pistas que lo incitaban a escarbar en su memoria y en las expresiones del mismo Jackson mientras lo observaba desayunar.
Se hicieron compañía en el camino hacia el centro de la ciudad. Los silencios intentaban disfrazarse con comodidad, pero se hacía más que obvio que aquel sincero pedido del fotógrafo la noche anterior, no había tenido los románticos efectos que suponían. Los pasos de ambos sonaban estruendosos contra el pavimento, tanto que parecían notarse en medio del escándalo de la ciudad a esa hora.
-¿Vas a trabajar hasta muy tarde?
-Creo que sí, la última semana del mes siempre es así.
Fugaces y pequeñas conversaciones se entrometían en sus callados caminares, la gravedad seguía depositándose en los hombros de Jaebum, haciéndosele imposible pensar en otra cosa que no fuera el estado de la persona a su lado. La comisura de sus labios siempre elevada, los vivaces ojos y los sonidos de alegría que se despegaban de su cuerpo, estaban todos ausentes.
Tuvieron que separarse, con el fotógrafo todavía en medio de sus dilemas internos, temiendo que ese extraño sentimiento que se había apoderado de su cuerpo la noche anterior, fuera el anuncio de alguna tragedia. Aquel nombre, el que se presentó en su vida inesperadamente unos meses atrás, se repetía suavemente en sus oídos, siendo mencionado por su propia voz a los dieciséis años.
-¿Eres tú, hijo?
La calma que se desprendía de esas palabras no parecía haberse modificado en los años que había evitado escucharla, aun así, algunos rencores se mantenían y le impedían sentir la calidez que el rencuentro telefónico ameritaba.
-Sí mamá, soy yo. Hay algo que necesito preguntarte.
No daría vueltas innecesarias, las mismas que había dado con Jackson esa mañana. Preguntaría y decidiría después qué hacer con la respuesta que recibiría.
-Aquel niño, el del pueblo...
Sólo necesitó iniciar esa oración para tener la secuencia de imágenes irrumpiendo en su mente otra vez. Todas amontonadas como las fotografías en la caja debajo de su cama. Todas teñidas de los mismos colores tenues y el mismo aroma a praderas doradas.
-...su nombre...
-¿Qué fue lo que sucedió, cariño?
La preocupación de su madre se hacía notar con aquella pregunta, interrumpiendo el proceso por el que el muchacho atravesaba.
-Quiero que me digas su nombre.
Un temeroso silencio lo esperó, pero no duró demasiado, puesto que después de aclarar su garganta, la madre de Jaebum se lo dejó saber.
-Jackson.
Una misteriosa melodía se aproximó a él, llenándolo de la conocida nostalgia, pero al mismo tiempo, quitándole ese peso que venía cargando. Se dio cuenta porqué le resultaba tan insoportable, no se trataba sólo de esa mañana, ni siquiera de la noche anterior. Era la acumulación de las penas de siete años que decidió aterrizar en su existencia.
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La última vez [JackBum]
FanfictionLas fotografías eran lo único que le quedaba a Jaebum para recordar aquella amistad de la que tuvo que despedirse demasiado rápido. Siete años después, viviendo la monótona vida que nunca quiso vivir, Jackson se presenta como la salida, pero es Jae...