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Cuando me levanté, lo primero que hice fue buscar información sobre el sitio en que había estado la noche anterior. Metí la dirección en el buscador y me mostró las imágenes de la casa en la que había estado. Era una casa normal, como la tuya o como mía.

Por dios Carly ¿que iba a ser sino? Lo más seguro es que la casa fuera de algún chico o de alguna chica que había hecho una fiesta para celebrar yo que sé él qué.
Me metí a la ducha y me preparé para ir al Instituto, ya era mi último año y después empezaría la Universidad, lo cual significaba tener que elegir como iba a ser mi futuro, una mierda cuando eres indecisa y no sabes que coño hacer con tu vida, nunca se me ha dado bien elegir, siempre opto por el pito pito, pero esto es un asunto serio y no es plan de hacerlo así.

La primera clase que tenía era la de lengua y no podía estar concentrada en la explicación ni durante cinco minutos, mi mente desconectaba. Había perdido el teléfono y me negaba a pedirle a mi padre uno nuevo, cuando este no tenia ni un año de vida y encima está en buenas condiciones.

Seguro que todas las noches se celebraba una fiesta en esa casa. El problema era el siguiente ¿cómo iba a volver allí después de lo que me hicieron? Sé que suena atrevido o incluso a lo mejor no, pero está noche tenía que volver a ir. Necesitaba mi teléfono.

Estaba decido, está noche me presentaba allí para coger mi móvil.
Me senté sola, como siempre, para tomar la comida. Maddie iba a otro instituto para ricos, el cual yo no me ponía permitir ni el uniforme. Era una pena, si ella estuviera aquí las clases serían más amenas, por no hablar de la hora de la comida. Estaba en ese instituto dos años y aún no conocía a nadie, por no hablar que ellos ni siquiera sabían que existía.

A veces no existir es la hostia, pero cuando tienes problemas y no se los puedes contar a alguien para que te ayude es una mierda, por que seamos sinceros, a mi padre le importa una mierda si la maestra de matemáticas es una petarda o si el de lengua manda muchos deberes, y tampoco voy a llamar todos los días a Maddie para hablarle de cosas con las que ella también tiene que lidiar día a día.

La relación que tenía con Maddie era un tanto especial, no solíamos hablar muy a menudo, pero sabíamos que estábamos las dos para lo que hiciese falta. Siempre quedábamos para tomar algo o para comer, pero no nos contábamos las cosas mas importantes. En resumidas cuentas, me llamo Carly, tengo 17 años y aun no sé lo que es tener una mejor amiga.


Un chico se sentó a mi lado, y me observó. Me negaba a levantar la cabeza de mi plato de albóndigas con un líquido extraño.

—¿Cómo estás?— me preguntó sin dejar de mirarme.

—¿Qué intentas decirme?— me quedé atónita, ¿es que acaso el rumor de lo que había pasado se había extendido tan rápido? Lo que me faltaba, ahora no iba a poder aguantar las miradas de pena y de asco hacía mi persona. Le miré a los ojos, y pude observar la pena en ellos, justo lo que no quería.

—Soy Raoul, un amigo de Harry, ayer te ayude a que salieras de esa habitación. Sólo venía a decirte que siento mucho lo que paso anoche, tampoco quería molestarte.

—No tranquilo, es la primera vez en este instituto que mantengo una conversación con alguien, muchas gracias por haberme ayudado.

Se levantó, cogiendo su bandeja, pero le dije que se podía quedar ahí, que no me molestaba.

—Yo me voy a esa mesa de allí- dijo señalando una mesa que estaba en el fondo del comedor donde habían dos chicos haciendo bromas y riendo a carcajadas. "Como yo" pensé con sarcasmo.—Si quieres venirte con nosotros...

Ángel Caído | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora