Ángel Caído | Harry Styles

10

—¡Quiero que me lleves a una fiesta!—protesta Keira en tono infantil.—Peyton me ha dicho que son las mejores.

—No le has caso a Peyton, ni lo conoces.

—Pero ahora soy su hermanastra, por lo tanto, tiene que cuidar de mí sino quiere que su padre le castigue o algo por el estilo. Para él debe de ser muy duro todo esto.

—¿Y para ti no?

—Es él el que tiene a dos personas más deambulando por su casa.

—Tampoco creo que él esté mucho en ella.

—Pues la verdad es que solo desaparece los fines de semana.—dice a la defensiva.—¿Por qué tanto odio hacía él? Ni siquiera le conoces.

Me dan ganas de decirle que he coincidido con él en una ocasión y no es que digamos la persona más agradable con la que se puede estar, por no decir que en su tiempo libre se dedica a drogarse y secuestrar chicas para después abusar de ellas en una fiesta. Pues lo ella dice, Peyton es majísimo.
Nos quedamos en silencio durante un buen rato. No me gusta que piense que estoy cabreada con ella, pero sinceramente no sé que decirle al respecto. No poda llegar y decirle "Oye mira, que tu hermano es un acosador". No quería perder a la única amiga que tenia aquí.

—Perdóname, tienes razón, no lo conozco. —miento.

—No pasa nada. —me dedica una sonrisa cálida. —Mañana cuando vengas a casa te lo presento.

Abro los ojos sorprendida y ella me mira como si no me entendiera. Yo tampoco lo haría. Tantos altibajos emocionales no podían ser entendidos.

—¿Acaso te da miedo?
Oh mierda.

—No, no. ¿Sabes lo que pasa? Cuando lo vi me pareció un chico muy guapo y me pongo nerviosa si me dices que lo voy a conocer.—digo rápidamente.

—¿Cómo? ¿Te gusta mi hermanastro? Tendrías que haber empezado por ahí.—dice emocionada.

Me rio escandalosamente.

—No me gusta. ¡Por dios! Simplemente me parece guapo.

—Y tanto que lo es.

—Oye, pero que es tu hermanastro.—le doy en el hombro de forma juguetona.

—Lo conozco desde hace dos días, así que no cuenta como hermanastro.

—Keira, no la líes parda.—le suplico.

—Pero que yo ya sé que es imposible.

—Tampoco te pases. No es imposible, pero no es lo correcto. Piensa en tu madre.
Ahora la que se queda callada es ella. Parece que esta meditando sobre lo que acaba de decir. Tarde o temprano tendré que decirle por qué conozco a Peyton, pero prefiero que sea más bien tarde, cuando tengamos más confianza.

—¿Cuándo llega tu padre?

—Pues no tengo ni idea, tiene  que solucionar unos problemas en Londres.

—¿Por qué acabaste en el otro lado del charco?

—¿Cómo? —pregunto confusa. Esto parecía un interrogatorio.

—Me explico, entiendo que quisierais iros de Londres. Todos sabemos que el clima no es el mejor, pero si queríais sol, no era más fácil mudarse a España o Grecia.

—Queríamos irnos lo más lejos posible.—digo con un tono triste en mi voz.

—¿A ti no te pasa que cuanto mas cerca estás de alguien es como si estuvieras más lejos?—pregunta dubitativa mirando a un punto fijo.