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"Borrón y cuenta nueva"

Todas las mañanas me venía a la mente. Tenía que ser fuerte y entender que mi padre preferiría que estuviera feliz y no llorando en cada esquina. Costaba mucho pensar en él, costaba mucho levantarse cada mañana en una cama que no era la tuya, desayunar en una cocina que no pertenecía a tu casa. Costaba demasiado. 

Hoy iba a ir al instituto por primera desde el parón de una semana que había tenido, quería volver antes de las vacaciones de navidad, debía de darle una explicación a los profesores de mi ausencia, el caso es que cómo le contaba todo lo que me había pasado con soltura, como si ya lo hubiera superado cuando para nada me hallaba en esa situación.

Estaba emocionada porque hoy iba a hablar con Dolores, la única mujer que podía considerar igual que una madre e incluso más. Le iba a proponer lo que le había dicho a Harry el día anterior. Sabía que no iba a tener ni el más mínimo problema con ella porque me quería de la misma forma en la que yo lo hacía.

Me puse unos vaqueros tipo slouchy y una sudadera ancha de Harry. El olor de él estaba impregnada en ella, necesitaba un poco de motivación para salir de casa. 

—¿Quién te ha dado permiso para robarme la ropa? —preguntó Harry desde la mesa de la cocina. Estaba desayunando. 

—Creo que me queda mejor más a mí que a ti —le saque la lengua arrugando la nariz y cerrando los ojos.

—No te lo niego. 

Me acerqué a él y me senté en una de sus piernas, hundí mi cabeza en su cuello y empecé a darle besos por todo su cuerpo. Se rió y su garganta vibró. Me pareció el sonido más agradable del mundo, como el ronroneo de un gato. 

—No sé si me conoces, pero como sigas haciendo eso vamos a tener que solucionar las cosas de otra manera. 

—No seas crío anda. 

Me levanté para coger una pieza de fruta para llevármela, iba con el tiempo un tanto justo. Una manzana está bien. 

Suspiré antes de salir por la puerta, tenía miedo, no podía mentir, pero era necesario que rehiciera mi vida y si me tenía que suceder algo pasaría de todas formas. Si algo me había ensañado Mercedes es que no merece la pena ni adelantar ni retrasar las cosas, no podemos evitar nuestro destino. 

—¡Eh! Te olvidas de algo —gritó Harry desde la puerta principal. 

Lo llevaba todo según creía. 

—¿No me piensas dar un beso o algo?

Tuve que reírme. 

Me acerqué corriendo a él y le di un beso apasionado, de película. Antes de intentar volver a irme le di un pico. Quería quedarme con él todos los días de mi vida. 

—Llego tarde —susurré en su oído. 

Asintió con la cabeza y me separé de él. 



La carretera estaba desierta, no sabía si eso me relajaba o me estresaba más. No quería imaginar cada una de las escenas que me podía llegar a pasar estando sola. Conecté mis auriculares a mi teléfono. Sin duda, la música ayuda bastante. 

Sin darme cuenta ya estaba en la puerta del instituto. Keira estaba en la puerta, justo acaba de llegar. Y sí, Peyton le había traído. 

—Veo que no pierdes el tiempo.

—Peyton y yo solo somos hermanastros. 

—En una semana he aprendido más que en toda mi vida y si tengo que decir esto te lo voy a decir.

—Me estás asustando.

—Si Peyton te hace feliz es lo único que importa, no lo que opinen los demás. No tienes que darle explicaciones de tus sentimientos a los demás Keira. Me encanta verte libre. 

Me acerqué y le di un beso en la mejilla y me fui antes de que me replicara algo. 

Estaba claro que desde que Peyton había dejado de ser un imbécil integral Keira estaba más feliz que nunca. Su ex novio había perdido una joya por un calentón de mierda. 

Tenía que hablar con la directora por lo que me presenté en la puerta de su despacho. 

—Buenos días. 

—¿Te puedo ayudar en algo? —preguntó amable. 

—Quería justificar las faltas de esta semana.

—¿Tienes justificante?

—Realmente no, el caso es que...—Mierda.—No tengo justificante porque yo no he estado enferma, pero un familiar muy cercano sí y...—Una lágrima se deslizaba por mi mejilla. 

—No llores, puedes contarme lo que quieras. —Me abrazó como una madre lo haría. 

—Es mi padre, ha fallecido y por eso no he podido venir. 

Se quedó muda. 

—Se lo comunicaré a todos los profesores con los que tienes clases para que lo tengan en cuenta, muchas gracias por haber tenido el coraje de contarlo —dijo por fin.

Asentí con la cabeza, secando mis lágrimas con un pañuelo que me había dado. 

—¿Tú eres Carly Beer verdad?

—Sí.—afirmé

—Quería decirte que si todo sigue igual que hasta ahora vas a recibir una beca para una universidad de Barcelona.

—¿Qué? ¿Lo dice enserio? —Me puse como una loca, creo que incluso pegué pequeños saltitos, pero es que esto era muy fuerte. 



Las clases se pasaron volando imaginando cómo sería mi vida en Barcelona, me emocionaba de tan solo pensarlo. Empezar de nuevo, con las mismas oportunidades que todos y sin tener que contarle mi historia a todos.

Era la hora de comer e iba a ver a Dolores, me acerqué cinco minutos antes al comedor, pero es lo que tiene ser amiga de la cocinera, podía entrar por la puerta de atrás sin que pasara nada. Creo que era la única que sabía de esa puerta. 

—¡Dolores! —grité realmente emocionada. 

—Cariño, ¿cómo estás? Harry me lo ha contado todo.

Oh vaya. 

Me acerqué a ella y la abracé. Tan cálida, tan frágil y a la vez tan fuerte, tan mujer. 

—Quería decirte si te apetece venir a cenar a casa de Harry, no sé si Harry te lo habrá dicho, pero no vamos a ir de viaje a Londres juntos.— JUNTOS— y nos gustaría antes de irnos tener una velada especial donde tú estés presente.

—Cariño, pero cómo te voy a decir que no.

Ángel Caído | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora