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Estaba en la cama de Harry apoyada en su pecho, mientas que bebía una tila que Raoul me había hecho. Después de enterarme de que la gente contra la que estábamos lidiando lo más seguro era que se dedicara a vender armas de forma ilegal.
Mi plan para esta mañana era estudiar un poco de literatura y avanzar, no que me diera un ataque de pánico.
El pecho de Harry subía y bajaba de manera irregular, y yo sollozaba porque no veía justo que tuviera que soportar una cámara detrás de mí.
Estaba segura de que si hubiera sido un hombre en la vida me habría pasado esto, es que ni siquiera tendría que preocuparme, pero claro, soy una mujer y es lo que pasa ¿no?

Que asco.

Estaba alterada porque nunca había pasado por un ataque de ansiedad. ¿Que era lo siguiente? ¿Que me echaran algo en la copa y que no pudiera moverme para aprovecharse de mí? Es que esto es muy fuerte.

Me dolían ya los huesos de estar en la cama y decidí levantarme para estirarme un poco. Bajé las escaleras y fui al salón para ver un poco la tele. Ya eran las 3 de la tarde, encendí la tele y estaban emitiendo las noticias.

Me quede helada, el mando se me cayó al suelo. Habían asesinado a una chica ayer, en el mismo sitio donde había estado.
No quería ser egoísta, ni créerme algo, pero estaba segura de que se había tratado de un error, me estaban buscando a mí. Busqué en mi móvil más información acerca de la chica y del asesinato. No habían encontrado al culpable y tampoco había dejado ningún tipo de rastro. La chica no sufría ningún tipo de golpe. Había sido asfixiada. La chica era morena y llevaba el pelo suelto como yo, un vestido negro y su cuerpo se asimilaba mucho al mío. Sentía que la habían atacado de espaldas y que el asaltante no le había visto la cara porque si no, no lo hubiera hecho. Me estaban buscando y eran capaces de asesinarme. ¿Pero que coño querían de mí? No tenía nada de lo que poder presumir, y una persona no sería tan estúpida para arriesgar su vida por una cría sin más.
Mi pecho subía y bajaba y tenía que contar hasta diez si no quería que me volviera a entrar un ataque de ansiedad. Llamé a gritos a Raoul y a Harry y se lo explique todo.
Me miraron insólitos y no podía dejar que me observarán así. Siempre había odiado cuando la gente te miraba con un rastro de pena en sus ojos, pero no te decía nada. Venga chicos, decidme que todo va a estar bien, que seguro que había sido una equivocación y que aunque seguía siendo un putada no era yo a la que estaban buscando. Venga, no tardéis tanto. Las lágrimas calientes empezaron a deslizarse por mi rostro y algunas caían al suelo. Miré a Harry y estaba con la mandíbula tensa, estaba maquinando algo y no quería ni saber el qué.

-Quédate, Raoul y yo vamos a ver a un viejo amigo -dijo Harry con un tono de enfado en su voz.

¿Me iban a dejar sola en este momento tan vulnerable? De todas formas, asentí con la cabeza y me quedé hecha un ovillo en medio del sofá gigante. Me sentía incluso aún más pequeña de lo que ya era.

Cuando se fueron empecé a registrar todos los armarios de la cocina en busca de algo de comida dulce, pero lo que encontré me apeteció más. Había una botella de vodka entera, sin empezar y me daba igual como iba a acabar. Quería olvidarme de todo lo que había pasado aunque fuera solo por un momento.
Abrí la botella con los dientes y empecé a beber a morro. Se me caía un poco por la comisura de la boca cada vez que le daba un trago, pero a estas alturas ya ni me importaba echar hedor a alcohol.
Bebería hasta que Raoul y Harry volvieran.
En el fondo me sentía mal porque lo que estaba haciendo no iba a hacer que mis problemas se solucionasen, pero si iba a hacer que pudiera evadirme de ellos un poco.
Llevaba ya un cuarto de la botella fundida y empecé a sentirme mejor. Era un sentimiento falso, aunque era mejor eso que nada. Sentí en todo mi cuerpo unas ganas tremendas de pasármelo bien y de hacer lo que hacía antes, en mi antigua casa, cada vez que me quedaba sola. Me encerré en mi habitación y cogí prestado un altavoz gigante que tenía Raoul en su habitación. Puse la canción de Dua Lipa Electricity y empecé a bailar como una descosida mental. No lo hacía bien, pero el caso es que no me importaba, me lo estaba pasando genial y tenía que recordar como era mi vida antes de que me estuvieran persiguiendo por todos lados.
Seguía bebiendo y ya notaba que mis pies levitaban, no los sentía. Por no hablar de mi cabeza, en estos momentos podría creerme cualquier cosa. Me caí de la cama en un movimiento torpe y empecé a reírme. Sabía que al día siguiente iba a tener un hematoma, pero en estos momentos me importaba lo más mínimo. No sentía, me encantaba. Eso sí, tenía mucha calor por todos los bailes que me estaba pegando. Decidí que era buena idea quedarme en bragas y sujetador y seguir con la fiesta, total nadie estaba en la casa. Pero antes bajé todas las persianas, ya no me podría fiar ni de mi propia sombra.
Me miré en el espejo y vi cosas que no me gustaban, pero en el fondo me daba igual porque no iba a hacer nada para cambiarlas.
Tenía estrías a ambos lados de mis caderas. Pero no estaba acomplejada. Nada se podía comprar con la cicatriz que tenía en el pecho. Me quité el sujetador y me la examiné. A su vez, era graciosa, me representaba, era mi huella de identidad. Todos tenemos algo que nos une y es muy bonito, pero también tenemos algo que nos separa y nos hace únicos. En mi caso, era esa cicatriz. Nadie la había visto, ni siquiera mi padre y el día que se la enseñará a alguien conseguiría quitarme todos mis complejos. Pero ese día no iba a ser pronto, ya te lo aseguro yo.

Se me había ocurrido una idea para un texto. Últimamente no estaba escribiendo nada, pero es que tampoco tenía tiempo para hacerlo. Escribí acerca de quererse a uno mismo, que aunque ya está muy visto nunca es lo suficiente para llegarse a concienciar del todo.
Me reí, ¿qué estaba haciendo? Estaba escribiendo sobre amor propio con las tetas al aire y en bragas.
Tan yo.
Salí a la cocina tal cual, a dejar la botella en la encimera. Me había faltado un culo para terminarla entera, pero no quería morir tampoco.
Me sentía libre, correteando por la casa como Dios me trajo al mundo y estaba feliz de sentirme así.
Escuche la puerta de la entrada, ya empezamos. Sin pensármelo dos veces cogí una sartén para poder defenderme y con la mano izquierda me tapaba el pecho.
Me acerque débilmente, como pude, a la puerta y me encontré con Harry y con Raoul. Me cago en la puta. Me reí porque había pensado que era alguien peligroso y espera, mire hacia abajo, iba casi desnuda. Las carcajadas iban a venían y no podía parar. Tendría que correr para poder taparme, pero ya no me quedaban más fuerzas para hacerlo, todas mis energías estaban concentrada en estos momentos en reírme.
Harry vino en busca de donde provenían las risas y me tapé con más fuerza el pecho.
Cuando me vio sus ojos viajaron por todo mi cuerpo y se oscurecieron. Me gustaba lo que era capaz de hacerle sin tener que hablar, solo con mi cuerpo. Si es que el fondo le tenía aprecio. Rápidamente le abracé y empecé a llorar en su cuello.

-Perdóname - le susurré.

Mis pechos se ajustaron en el suyo y sus dedos empezaron a hacerme círculos por la espalda. Podría quedarme así durante mucho tiempo. Pero me apetecía más darle un beso de modo de agradecimiento.
Me separé y le besé despacio.

-Te sabe la boca a alcohol. -me separó un poco con su cuerpo -¿Qué has estado haciendo?

-Me sorprende que lo más te llame la atención es que esté borracha, pero no desnuda -dije sin pudor alguno. Todos los hombres son iguales.

-Me vuelves loco.

Lo que me faltaba por oír. Me dí la vuelta y sentí como su mirada se fijaba en mi culo.

[Capítulo diecinueve] [completo sin editar]

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[Capítulo diecinueve]
[completo sin editar]

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Me siento ignorada cada vez que escribo aquí porque tengo la sensación de que nadie lo lee, pero en fin no pasa nada.

Que paséis unas felices vacaciones🤸🏻‍♀️❤️

Ángel Caído | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora