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Llevaba un vestido negro, que me llagaba por encima de los mulsos y en estos momentos estaba agradecida con el tiempo que hacía siempre en Los Ángeles, que te permitía ir así vestida sin que se te erizara la piel. Keira, por otro lado, lucía con mucha clase unos pantalones de estampado de leopardo con unas botas negras y una camiseta ajustada negra también. Peyton iba vestido entero de negro y me recordaba mucho a Harry y a Raoul ¿qué les pasaba a todos los chicos de Los Ángeles?

No había conseguido que Harry se uniera a nosotros, aunque tampoco lo había intentado, en el sentido de que no quería comerle la cabeza, si quería venir conmigo no se lo tenía ni que pensar. En el fondo, todavía tenía un poco de esperanza con que cambiara de idea en el último momento, pero se encerró en su habitación y ni siquiera le dije adiós cuando me fui.

Esta noche me apetecía pasármelo bien y no pensar en nada, quería brindar por tonterías y reírme por todo y sabía que con un poco de alcohol eso iba a pasar, ya que no estaba acostumbrada beber, por lo que un vaso me afectaba más de lo que pensaba.

Peyton había dejado su coche en un parking que no estaba muy lejos de Foxtail. Nunca había ido a ese lugar antes, pero era de los más famosos de Los Ángeles y tenía unas expectativas altas acerca del sitio.

Keira y Peyton iban delante, hablando de sus cosas, aunque el que más hablaba era Peyton mientras que Keira asentía a todo con una sonrisa en su rostro, era muy predecible y se notaba que ella estaba empezando a sentir cosas por ese chico. En el fondo me daba igual, a mí no me afectaba mucho, pero a sus padres no les tendría que hacer ninguna gracia. En estos momentos me encantaría tener el súper poder de leer el pensamiento, para saber lo que pasaba por la mente de Peyton cada vez que estaba con Keira. Sería divertido.

Cuando vi una cola que daba la vuelta a la manzana ya sabía que habíamos llegado a Foxtail. Me agobié porque no quería estar de plantón durante horas con estos zapatos, pero Peyton tenía entradas VIP. En mi vida había sido VIP en nada y me alegraba que por una vez fuese para algo útil. 

Keira se lo agradeció con una abrazo cariñoso que Peyton recibió con los brazos abiertos. Como estos dos estuvieran así toda la noche me iba a aburrir mucho. Entramos al sitio, las luces eran tenues y de muchos colores y olía a sudor y alcohol. Por un momento pensé en taparme la nariz con las manos, pero después pensé que cualquiera que me viese iba a pensar que una niña se había escapado de su casa y había acabado en un sitio donde no debería de estar.

Peyton nos llevó a la barra y pidió una copa para cada uno de nosotros. Bebí un poco y estaba buenísimo, dulce y refrescante. Es sorprendente lo mal que huele, pero lo bien que sabe. Estuvimos durante un rato hablando y cada vez había más vasos vacíos en la barra, la mayoría míos. Estaba empezando a aburrirme de estar ahí sentada y les dije que iba al aseo para poder menear un poco las piernas. Todo me daba vueltas y no sé ni cómo pude encontrar el aseo, pero lo hice, no recuerdo bien si una chica me acompañó a la puerta o si lo hice por mi propio pie, voto más por la primera. 

Cuando estaba de camino, de nuevo a la barra, divisé a Peyton y a Keira dándose el lote. Mis ojos se abrieron como platos y ahogué un grito por respeto a los que estaban al lado. No iba a volver, se notaba que estorbaba, porque a la mínima a la que me había ido ya estaban enganchados como lapas. Yo también se divertirme sola ¿no?

Entre poco a poco a la pista donde un montón de cuerpos se movían al ritmo de la música y más de uno me miraba como si estuviera loca. Yo también pensaría lo mismo de mí misma. Estaba sola y encima borracha como una cuba. Alguien me cogió por la cintura y empezó a bailar con mi cuerpo, restregándose. No me desagradaba del todo, olía bien y por lo que podía ver era un chico bastante guapo. 

Ángel Caído | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora