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Harry se sienta en el sofá y espera a que yo recoja todo lo que necesito, me tomo mi tiempo para ordenar la casa un poco.

La habitación esta hecha un cuadro y me alegro de que Harry no tenga que ver esto.
Cuando lo he desenredado todo voy en su busca y me sorprendo cuando me lo encuentro durmiendo a pierna suelta en el sofá. Me quedo observándolo y me percato de que tiene unas ojeras profundas y demasiado moradas, me pregunto si ayer fue a alguna estúpida fiesta. No entiendo por qué una persona que no tiene problemas económicos pueda estar metido en una banda. No nos vamos a engañar, con esas fiestas que organizan ganan dinero, mucho dinero, y además venden drogas o cosas por el estilo, no me quiero ni imaginar cual cantidad de dinero recaudaran con únicamente con una fiesta, pero él no necesita todo ese dinero ¿por qué iba a estar alguien como él metido en algo así?

Le doy toquecitos en su hombro para conseguir que se despierte, pero no consigo ninguna respuesta de su parte.

-Venga, vámonos.-le suplico.

-Cinco minutos más.-pide.

Cojo el cojín más cercano y empiezo a golpearle. Un gruñido sale de su garganta y sin abrir los ojos me agarra y me tira a su lado en el sofá, seguidamente se da la vuelta y continua durmiendo. Me quedo entre el respaldo y su cuerpo. Aborto la misión de despertarlo y me quedo mirando el techo. Cuando le vuelvo a mirar ha cambiado de posición, ahora su cara está en frente de la mía. Cuando duerme parece un niño pequeño, sobre todo no parece que sea una persona a la que le guste el rock. Su pecho sube y baja. La tranquilidad que emana de su cuerpo es contagiosa y noto como los ojos me pesan, como ti tuviera plomo en los parpados y poco a poco caigo rendida.

No duermo mucho últimamente, tengo miedo de que alguien entre y no esté preparada, a parte, mi cuerpo no me deja dormir más de una hora seguida sin tener que levantarme para ver si hay algo sospechoso en el exterior.

Me levanto de golpe y me quito la baba de la barbilla. ¿Qué hora es? Miro a mi alrededor Harry no está. Me levanto y me dirijo a la cocina en busca de un vaso de agua para quitarme el sabor amargo de la boca. Me encuentro a Harry en la cocina con una taza de café entre sus manos.

-¿Cuánto tiempo llevas despierto?-pregunto desorientada.

-El suficiente para ver como se te caía la baba.-responde riéndose de mi.

-Perdona por no ser perfecta.-digo poniendo los ojos en blanco.

-Nadie te lo ha pedido.-espeta serio.

Cuando no sonríe su rostro se endurece y se marcan más sus pómulos. He de decir que de esta manera también está sexy, pero cuando sonríe es como si un ángel se hubiera caído del cielo y estuviera en frente. Sus dientes son blancos y están perfectamente alineados, sus labios carnosos y de un color natural muy pigmentado, podría perderme en sus pestañas y encontrarme en sus ojos verdes.
Termina de tomarse el café y seguidamente friega la taza.

-¿Nos vamos?

Asiento con la cabeza, cojo mi maleta y nos dirigimos a sus Mustang de nuevo.

-¿Dónde vamos a ir esta noche?

-Es una sorpresa.

-¿Me tengo que asustar?

-Depende, si no te gusta mucho estar al aire libre, entonces sí.

-Me encanta la naturaleza. Siempre que me agobio o no se que hacer me voy a la playa para reflexionar.

Mi respuesta le pilla de sorpresa y me dedica una sonrisa tímida. Espera ¿Harry tímido?

-¿Por qué te sorprende tanto?

-No pareces ese tipo de chica.

Me quedo callada reflexionando. Entonces ¿Qué tipo de chica soy yo? Quiero preguntárselo para ver que me responde, pero me da miedo lo que pueda salir de su boca. No hablamos en lo que queda de camino hacia su casa. Me centro en observarle. Si alguien me estuviera mirando de la misma forma en la que yo le estoy mirando a él mientras conduzco me pondría tan nerviosa que estrellaría el coche, pero él en cambio está tan relajado. No me quiero ni imaginar cuantas tías han estado sentadas en este asiento. De repente siento unas ganas tremendas de vomitar.

Ángel Caído | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora