Abrí la puerta del coche de Harry salí poco a poco. La temperatura era agradable, pero no me estorbaba el jersey que llevaba.
El restaurante estaba un poco perdido en la nada, quería saber como Harry había descubierto este sitio.
Pero después pensaba acerca de todas las otras que chicas que había llevado a ese mismo lugar. Bueno, eso no es la cuestión, no tenía que estar pensando en esas tonterías, si Harry quería ir conmigo a ese sitio es porque a él le apetecía estar conmigo, igual que yo quería pasar más tiempo con él. Era un chico muy interesante, y aunque él se esforzarse en querer aparentar ser de hierro no podía engañarme ya que me había dado cuenta, desde el momento en el que me ofreció su ayuda, que realmente no era tan frío como el quería aparentar, que en el fondo se preocupaba por la gente.
La manera en la que caminaba me volvía loca, no era algo que me solía pasar, sus manos me ponían nerviosa, y la manera en que se enredaban en su pelo ya era lo me hacía que mis pies no tocarán el suelo.
Me abrió la puerta del restaurante y le dije que no volviera a hacerlo si quería conservar sus manos. Por mucho que me gustase, odiaba que los hombres tuvieran que abrirle la puerta a las mujeres o que tuvieran que esperar hasta que ellas pasarán. Lo siento, pero no entiendo el sentido que tiene. Es que acaso yo no puedo abrir una puñetera puerta. Sabía que Harry ni quería hacerlo, las cosas de "caballeros" no iban con él, sin duda quería sorprenderme.—Es que las tías sois tan diferentes, muchas me han gritado por no hacerlo y ahora tú haces todo lo contrario.
—Creo que ahí está la gracia de la diversidad, ¿sabes?
Se dirigió a la barra para hablar con un camarero que estaba allí, y en un momento consiguió una mesa libre para dos. Harry siempre tenía amistades en cualquier lugar al que iba. Era tan diferente a mí que tuve que reírme.
—¿Qué me aconsejas para comer? —pregunté viendo que ya había estado varias veces allí.
—Yo es que soy muy clásico, siempre me pido una hamburguesa normal, pero sé que tienen ensaladas que están super buenas.
—Prefiero hamburguesa.
Cuando vino el camarero a pedirnos nota pedimos lo mismo. Era un chico rubio, con los ojos grises, muy parecidos a los míos. En en una chapa ponía Alex, así que supongo que será ese su nombre. No parecía el típico chico que se juntaba con Harry la verdad.
— Si te gusta Alex me lo puedes decir, seguro que está encantado contigo.
—Que va, sólo estaba mirando sus ojos, son muy similares a los míos.
—La verdad que sí, pero los tuyos me gustan más.
—Venga ya, si son iguales.
—Yo no los veo iguales, los tuyos tienen un brillo especial.—dijo riéndose de mí.
—Pues creo que los tuyos no tienen ese brillo. —le contesté para mofarme de él. Sabía que estaba mintiendo, sus ojos eran los más bonitos que había visto en mi vida, siemore me había sentido atraída por los ojos de ese color, pero nunca había visto a nadie con unos tan penetrante y hipnotizantes como los suyos.
—Qué graciosa eres cuando te lo propones, eh.
Me encantaba cuando nuestros diálogos eran una completa estupidez y no tenían ningún tipo se sentido, pero nos hacía reírnos y estar a gusto.
Alex trajo nuestro pedido y Harry sonrió de una manera que insinuaba que Alex me gustaba o que habíamos estado hablando de él. Qué tonto era. Alex se puso rojo como un tomate y no tardó ni dos segundos en dejarnos las hamburguesas para poder esconderse detrás de la barra y hacer como que tenía muchas cosas que hacer. Me sentí mal por él.
—Mira lo que has hecho.
—Es sólo una tontería, cuando le diga la verdad va a ser lo peor.
—No seas malo con él, parece buena persona, la verdad que no entiendo porque sois amigos.
—¿Estás insinuando que no soy buena persona? Porque que yo sepa estás viviendo en mi casa porque no tienes otra y te estoy ayudando en todo lo que puedo —había malinterpretado mis palabras y me sentí mal porque sintiera que no estaba agradecida con todo lo que estaba haciendo por mí. Sin pensarlo y de una manera involuntaria mi mano corrió en busca de la suya. El contacto le sorprendió, pero no lo rechazó.
—No me refería a eso, sólo quería decir que no parece un chico al que le guste meterse en problemas. Ya sé que eres buena persona, sin duda alguna no te lo voy a negar, estás haciendo muchas cosas por mí y nunca podré darte las gracias como realmente te las mereces.
Aparté la mano que estaba sobre la suya, pero Harry no me dejó.
—Nunca había sentido la necesidad de que alguien me tocará, pero cuando lo has hecho me he sentido muy bien, por primera vez es como si no estuviera sólo.
Sus palabras me dejaron helada, no se que llevaban esa hamburguesa, pero hacía que Harry expresara sus sentimientos, sin duda necesitaba la receta.
No sabía que decirle, así que le ofrecí una sonrisa.—¿Qué te pasaba antes en el coche? Estabas ignarandome.
—Estaba pensando sobre todo esto y me he dado cuenta de que es una tontería que esconda lo que pasa entre nosotros, sé que ahora es complicado pero también sé que nunca he sentido esta conexión con otra persona como la siento contigo.
—Siento lo mismo.
Necesitaba besarle, pero mi móvil comenzó a sonar. Un número que nunca había visto apareció en la pantalla y me asusté, no quería que nadie me estropeara este momento.
—¿Es usted Carly Beer?
—Sí
—Su padre está ingresado en el California Hospital Medical Center.
Me quedé blanca.
—Voy ya.
Colgué, no quería saber ni cuál era su estado, no quería perder tiempo, prefería llegar al hospital, verle y hablar directamente con el equipo medico cara a cara.
—Harry tenemos que irnos.
Con las prisas, se me pasó incluso entrar al baño.
[capítulo veintisiete]
[completo sin editar]
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Ángel Caído | Harry Styles
FanficCarly Beer, una chica desorientada que no tiene muy claro que hacer con su vida. Harry Styles, el típico chico que no querrás presentarle a tus padres. Tras coincidir en una fiesta, ambos se vuelven inseparables. Harry no quiere volver a estar sol...