Jobs

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Jobs

Los ruidos llenaban el edificio, era imposible poder pensar así. Uno pensaría que después de tantos años en el mismo lugar ya estaría acostumbrado al bullicio constante, pero no era así. Los teléfonos sonaban, las personas gritaban y los alcohólicos en la celda del piso inferior no paraban de decir incoherencias que se escuchaban desde cualquier nivel, el que estuviera en turno en ese piso probablemente ya estaba volviéndose loco. Apenas eran las ocho de la mañana y el aroma a café estaba por todo el lugar, te invitaba a servirte una taza, pero había demasiado trabajo como para tomar un descanso.

     Había llegado un caso hacía unas horas, un niño desaparecido, su nombre era Max tan solo tenía ocho años. Por última vez había sido visto bajando del autobús escolar hacía una semana, el chofer del mismo simplemente dijo que se había bajado y siguió su camino para dejar a los otros niños. Dentro de la casa de Max estaban sus padres que lo esperaban, este solo tenía que caminar desde la entrada a la puerta, pero en ese pequeño tramo simplemente había desaparecido, algo le había pasado y mi trabajo era averiguarlo. 

     El caso había tardado en llegar por la incompetencia de varios compañeros, nadie tenía en cuenta que las primeras horas en la desaparición eran cruciales, más aún si era un niño. Esa semana que había pasado se habían encargado de pasar el archivo de un lado a otro, los padres de Max eran los que estaban haciendo más que nadie. Habían pasado la noticia a diferentes noticieros y empapelado gran parte de la ciudad con la foto del pequeño acompañado de un texto y debajo el número de los padres.

     "DESAPARECIDO.

    Max Williams.

    Cualquier información sobre su paradero es importante.

    Marque al número de abajo si ha sabido algo sobre él"

     —Jobs tenemos algo —dijo Bárbara, mi compañera, la cual luego de más de ocho años aun insistía con llamarme por mi apellido— El vecino de Max, el señor Pierre, lo vio hablando con un hombre el día que desapareció.

     Me limité a asentir y ella salió. Me paré y tomé las llaves para ir en busca de mi automóvil que había quedado en el estacionamiento de la comisaría. Ella, que se me había adelantado, me esperaba a un lado de este. Desactivé, con el pequeño control que estaba acompañando a las llaves, la alarma para que se pudiera subir. Segundos después me monté en este yo también, al volante. Inmediatamente salimos rumbo a la casa de Pierre.

     Bárbara y yo habíamos pasado tanto tiempo trabajando juntos que no precisaba decir nada para que ella supiera como me sentía y viceversa. Ella sabía que este caso era importante para mí, lo consideraba algo más que trabajo, por lo tanto, permaneció callada durante todo el trayecto. 

     Por su parte, no solía tomarse las cosas tan a pecho. Casi todo le afectaba poco y nada y eso hacía que se le hiciera más fácil el trabajo. Su forma de ser facilitaba mi trabajo también, solía ser algo emocional y ella lograba en mi una especia de equilibrio que me mantenía con los pies en la tierra. 

     Su mirada fría, causaba escalofríos en los interrogatorios y hacia que los sospechosos confesaran rápido, torpemente y con miedo. Sin embargo, eso no la hacía una persona mala, era todo lo contrario. Ella era de esas personas que te generaban tranquilidad, cuando lo quería, y hacía que confiaras mucho al poco tiempo de conocerla.

     Al llegar a la casa nos bajamos del auto, no pude evitar mirar hacia la casa de Max e imaginar donde estaría ese niño ahora. Su padre se había presentado en la comisaría en el momento que todo ocurrió, por lo que no precisábamos realmente hablar con él, y su madre había sido interrogada horas después ya que, con esperanzas de que el niño llegara a casa, prefirió no moverse de su hogar mientras su esposo realizaba personalmente la denuncia.

     Nos dirigimos hacia la puerta de su vecino que luego de que golpeáramos un par de veces nos abrió. Las ojeras en su rostro demostraba que no había dormido nada. Nos miró y se hizo a un lado, dando a entender que podíamos entrar, tomó asiento en un sofá que se encontraba frente a una mesita, me senté junto con él en el sofá de en frente y Bárbara permaneció de pie observándolo todo, como de costumbre.

     — Señor Pierre...

     — Solo Henry —interrumpió.

     — Disculpe Henry, cuando habló con la oficial expresó que vio a Max hablando con un hombre el día que desapareció.

     — Sí, estaba llegando del trabajo y al bajar del auto lo vi hablando con un hombre grande, estaba de espaldas a mí, por lo tanto solo pude ver su tamaño y parte de su pelo canoso —dijo algo desanimado—. Me pareció que Max ya lo conocía, no creo que fuera la primera vez que hablaban se veía confiado.

     — ¿Y qué hizo usted al respecto? —preguntó Bárbara.

     — Saludé a Max, él respondió al saludo, pero el hombre no se dio vuelta supuse que le siguió hablando. Luego de entrar a casa me di cuenta que había olvidado el portafolio en el auto, cuando salí a buscarlo miré hacia la casa de Max y él ya no estaba, lo único que vi fue una camioneta blanca que desaparecía a gran velocidad en una nube de humo causada por la misma —hizo una pausa para luego añadir—. Si me hubiera acercado él estaría aquí, lo sé. Si hubiese esperado unos segundos afuera podría haber ayudado con algo.

     — No hay que castigarnos pensando lo que podría haber pasado —fue un intento de mi parte por calmar a Henry, el cual solo asintió lentamente con la mirada perdida en algún lugar de la sala—. Si recuerda algo más llame nuevamente, el mínimo detalle podría ser importante.

     Me levanté del sofá para dirigirme hacia la puerta, Henry no me siguió, solo se quedó sentado donde estaba pensando muy profundamente en algo. Esperé a que Bárbara saliera primero, pero como siempre se quedó parada esperando a que yo cruzara esa puerta para ella poder hacerlo luego, era su manera de cuidarme la espalda. 

     Ese pequeño gesto de esperar que yo saliera para estar a salvo, el esperar...

     Si Henry hubiese esperado unos segundos afuera capaz las cosas serían diferentes, capaz Max no hubiera desaparecido, pero no podemos pensar en lo que podría haber pasado. Lo único que quedaba era hacer todo lo posible para encontrar al niño y traerlo a casa.

Hola ✨Estoy editando la historia así que todas las personas que estén leyendo estas pequeñas notitas sepan que es algo muy reciente, pero sentía que faltaba este acercamiento con ustedes

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Hola ✨
Estoy editando la historia así que todas las personas que estén leyendo estas pequeñas notitas sepan que es algo muy reciente, pero sentía que faltaba este acercamiento con ustedes.
Sin más, espero que les guste la historia ✨

La Familia [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora