Luego del mensaje de mi compañero nos dirigimos a la oficina, el sospechoso tenía dos propiedades y para poder entrar debíamos pedir los permisos necesarios, estaba harto del maldito protocolo.
Nos tomó toda la noche, pero los conseguimos. Estaba seguro de que esta vez lo teníamos, iba con nosotros un equipo entero. Había oficiales con perros entrenados, forenses, entre otros.
Nos tomó unas horas llegar a la primera propiedad, ya que estaba bastante alejada de todo. Era un terreno no tan grande. Bajamos con Bárbara del auto y prendimos las linternas, el sol aún no salía y todo estaba oscuro.
—No sabemos que tan grande puede ser esto —hablé hacia todos—. Sepárense, vayan en grupos pequeños, así cubriremos más terreno.
Barb y yo fuimos por un lado mientras nuestros compañeros iban por otro, el terreno estaba vacío.
—¡Encontré algo! —gritó uno de los oficiales.
Nos dirigimos hacia él que nos hacía señas con una linterna. Llegamos a lo que era una especie de cobertizo pequeño y con mal olor. Buscamos un interruptor y al prenderlo nos asqueamos. Habían dos palas, algunas sierras y herramientas, y nylons de gran tamaño manchados de sangre que, por el olor, era algo vieja.
—¡Oficial Jobs, el perro encontró algo! —escuché a alguien gritar.
—¡Y aquí igual!
—¡Aquí también!
Los perros habían enloquecido y, por lo que habíamos visto en el cobertizo, me imaginaba lo que lo había causado.
—¡Escúchenme todos, alguien infórmele al superior, nosotros nos iremos a la otra propiedad! —nos dirigimos hacia los autos junto con otros dos oficiales.
La otra propiedad no quedaba muy lejos, sino a unos minutos. El sol ya había salido, haciéndonos el trabajo más fácil, pero había traído con el lluvia.
Salimos de la ruta y nos adentramos en un camino de piedra que se dirigía al interior del terreno. En un momento doblamos un curva y nos estrellamos contra algo. Tardé unos segundos en recuperarme y me aseguré de que todos estaban bien. Nos bajamos para verificar contra que nos habíamos chocado, la camioneta.
—Jobs, es su camioneta —me dijo Bárbara—, esta encendido, no tiene sentido.
Al instante que terminó de decirlo sentimos un ruido, un ruido bastante conocido, un disparo. Por instinto salí corriendo hacia este mientras sacaba mi arma. Me adentré en lo que parecía ser un bosque y el pánico se apoderó de mí, solo veía arboles. Otro disparo.
—¡Oficial herido! —gritó uno de nuestros oficiales.
—¡Jobs, ven aquí, se escapa! —fue el grito de Bárbara que había encontrado a ese hombre.
Corrí también hacia ella.
De pronto en el medio del bosque me encontré con un parque, un parque con columpios, toboganes y otros juegos, y con la escena que me perseguía desde lo de Nícolas.
El hombre sostenía a Max con un arma en su cabeza.
—¡Danos al niño, ahora! —gritó Bárbara— ¡Todo terminó, ya danos al niño!
Nos miraba a uno y al otro, nervioso, y Max lloraba. Cuando menos lo esperábamos algo salto hacia él, no algo, alguien, Emily.
Emily se tiró sobre su espalda y Max que se encontraba libre corrió hacia mí.
—¡Detrás del árbol Max!— no quería que le disparara, él obedeció.
El secuestrador daba vueltas y no podíamos disparar con Emily sobre él. Ella lo tomó del cuello e hizo fuerza hacia atrás dejándolo en la posición perfecta.
Esta vez no fueron dos disparos, fueron tres, todo muy rápido.
Disparé primero, luego mi compañera y Emily se dejó caer con más fuerza hacia atrás haciendo que antes de que la bala llegara a él, disparara por inercia. Lo vi caer al suelo y la chica salió de allí.
Miré a mi compañera con una sonrisa en la cara, lo habíamos logrado. No, no lo habíamos logrado del todo. Mi sonrisa se borró y corrí hacia ella.
Me arrodillé y le sostuve su cabeza.
La historia se repite.
—¡Barb, no!
ESTÁS LEYENDO
La Familia [En edición]
Misteri / ThrillerTerminada Luego de un viaje en la cajuela de una camioneta, llega a una casa de la que no hay salida. Emily tendra que escaparse de su nueva "familia" sin caer en su loco juego mental. Por otro lado, el detective Jobs está haciendo todo lo posible...