Dos días

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 Ese día en el que ella me encontró me encerró

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Ese día en el que ella me encontró me encerró. Me llevó al cuarto rosa tomándome por el brazo, mientras me gritaba cosas que, por el shock, no logré entender y, por lo tanto, tampoco recordaba.
Eso había pasado hacía ya dos días.

Llevaba dos malditos dias encerrada en esa habitación, ya no lo soportaba. Ella entraba durante la noche a traerme agua, no comida y para ir al baño ella me vigilaba, no me dejaba cerrar la puerta. Si pensaba que era una carcelaria antes me había equivocado demasiado, ahora realmente lo era y a niveles extremos. La poca libertad que tenía en ese lugar se había esfumado por completo, me la habían arrebatado.

En cuanto a él, había vuelto. Llegó unas horas después de lo sucedido, escuchaba sus pasos y caminaba fuerte de un lado a otro. Elevaba la voz para hablarle a ella, preguntando cómo había sido posible que esto pasara si ella nos cuidaba, estaba desesperado.

—¿No entiendes? Dijimos que esto era lo que no tenía que pasar. ¿Quieres que termine como los otros? —fue lo que le dijo ese día.

—No, cielo, por favor no le hagas nada. No la castigues, lo haré yo. Seré severa, lo prometo. Es nuestra hija, te prometo que aprenderá la lección y no lo hará de nuevo —finalizó ella.

Luego de esos gritos sentí un portazo y nada más. Toda la casa se encontraba en absoluto silencio.

Ella ya no tarareaba esa melodía que me incomodaba y a decir verdad lo extrañaba. Aquello que me resultaba escalofriante se había vuelto parte de la rutina, sentía su ausencia y no me gustaba en lo absoluto.

No tenía nada para hacer allí, estaba realmente aburrida y el hambre se haría cada vez más intenso si no me concentraba en algo.

Los libros infantiles ya no funcionaban para entretenerme y Max no podía hablar conmigo, sabía que a él no lo habían culpado por lo que yo había hecho y eso me tranquilizaba, no quería que pasara por lo mismo que yo. Sin embargo, extrañaba ver al pequeño.


Tomé el cuaderno de Anne para leer otro poco más, aunque encontrar esa puerta solo había traído problemas.

"Honestamente perdí la cuenta de cuánto llevo aquí. ¿Días? ¿Semanas? Tampoco sé cuando la perdí.


Ella es muy cariñosa conmigo, anoche yo estaba llorando cuando vino a abrazarme para consolarme. De él no tengo noticias, cada vez esta menos en casa. Sus palabras me tranquilizaron, me dijo que todo estaría bien, que ella me amaba y que lo haría siempre, que nada malo me sucedería si estábamos juntas. Le creo.

Son palabras que nunca escuché en mis padres, a mi padre nunca lo conocí y mi madre no estaba interesada en cuidarme y consolarme, trabajaba y cuando no lo hacía salía, no había tiempo para mi. Aquí es diferente, ella me cuida como una verdadera mamá. Ya no sé si quiero irme.


Anne."

El mayor error de Anne fue creerle a esas personas, eso no era una familia, para nadie. Entendía que la situación de Anne en cuanto a su vida cotidiana era difícil, pero entre eso y esta locura de jugar a la familia feliz con secuestradores, prefería su vida.

La lectura me había dejado algo atemorizada ¿y si me sucedía lo mismo? ¿y si la locura que ellos tenían llegaba a mi? ¿si la locura consumía a Max?

No quería que nada me sucediera, menos a ese pequeño. Esa gente estaba muy mal y eso era algo que debía recordar sin importar que.

La Familia [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora