Jobs
8 a.m y despertaba más sudado que nunca, otra vez la misma pesadilla. Los recuerdos nunca pasaban, de alguna forma volvían a mi mente transformados en pesadillas.
Otra noche más había dormido en el sofá, ya era algo rutinario. Automáticamente me dirigí al baño para darme una ducha, el agua tibia caía sobre mi cuerpo relajándome, de todas formas decidí finalizar el baño cambiado la temperatura del agua a fría para despertarme un poco. Inmediatamente al terminar me puse un camisa de manga larga de color azul oscuro y un pantalón negro, tomé mi celular de arriba de la mesa ratona, mi saco largo y una mochila no muy grande, en la que me había traído los informes del caso de Max, si bien no debíamos sacarlos de la comisaría nadie se enteraría.
Trabajaba todos los días, nunca encontraba nada que hacer, menos en ese momento con ese caso en particular. El trabajo me consumía la vida, pero no me perdonaría el que pasara algo importante mientras yo me quedaba en casa sin hacer nada. Solía quedarme toda la noche trabajando luego de llegar a casa, la misma mujer que limpiaba se encargaba de cocinar, por lo que muchas veces comía algo recalentado o simplemente tomaba un café, mi alimentación no era la mejor.
Normalmente me la pasaba leyendo expedientes e informes toda la noche, la mayoría de ellos eran copias que sacaba en la misma comisaría para no traerme los archivos originales, pero esos días estaba tan centrado en el caso de Max que no me había percatado de que podría haber sacado alguna que otra copia,
Me encontraba en mi auto camino a la oficina, hasta que se me vino una idea a la cabeza. No paraba de pensar en ese hombre que se había llevado al niño, debía de admitir que me llamaba la atención el como funcionaba esa mente tan perversa, pero inteligente al parecer. Por lo que, de un momento a otro me transformé en él. Tomé otro camino, me alejé unos cinco kilómetros de mi hogar para llegar a una ruta y tomar el camino que él tomaba.
Realicé todo el trayecto que conocíamos, pasé por debajo de ese oscuro puente y me dirigí a la casa de Max. Aparqué en la casa de la vecina de enfrente y me quedé allí. Solo miré por el espejo retrovisor, no hice nada más. Un lugar a la vista de muchos, con la luz del día, ¿cómo lo hizo?. Estuve así unos veinte minutos para luego irme a la comisaría esta vez sin paradas ni caminos alternativos.
Al llegar no me sorprendió que hubiese menos policías y más personas en las celdas. Era domingo, la mayoría se tomaba el día. En cuanto a la cantidad de detenidos era normal, los sábados por la noche todos salían para terminar en algún bar de mala muerte peleando con alguien que no conocían, aquí venían a parar, en la misma celda, no teníamos miedo a que algo pasara. Al encerrarlos en el mismo lugar reducido solo se echaban miradas cada uno de un lado sin acercarse siquiera, solo eran malos cuando querían.
Me senté en mi escritorio y me encontré con mi computadora prendida, entonces Bárbara ya había llegado. No usaba su computadora, era una conspiranoica de primera, si el gobierno iba a espiar al menos obtendría mis datos y no los de ella, si, muy normal, nótese el sarcasmo.
Al lado de mi computadora habían dos sobres de azúcar, iba a guardar uno en mi cajón cuando llegó una notificación. Era un mail con un informe del análisis de lo encontrado en aquel túnel y otro con un adjunto de todos los vídeos de las cámaras de tránsito en las que se visualizaba las tres matriculas. Nos esperaba una larga jornada.
Al cabo de unos minutos se acercó a mi escritorio mi compañera, traía en sus manos dos tazas de café.
—¿A ti también te llegó no es así? —solo asentí a su pregunta— Pues, ¿mitad y mitad?
—No nos queda otra, debería haber una forma más rápida de revisarlo.
Es que la verdad ella tampoco tenía nada que hacer ese día, la conocía, prefería mil veces venir a trabajar en una oficina con olor a café y los teléfonos sonando con un angelical coro de presos en la celda a estar en su casa y tener que ir a un almuerzo familiar o algo semejante.
Yo no tenía vida personal, ella por su parte si, pero el trabajo nos atraía, era lo que nos mantenía cuerdos, casi cuerdos.
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La Familia [En edición]
Gizem / GerilimTerminada Luego de un viaje en la cajuela de una camioneta, llega a una casa de la que no hay salida. Emily tendra que escaparse de su nueva "familia" sin caer en su loco juego mental. Por otro lado, el detective Jobs está haciendo todo lo posible...