Las llaves

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Emily

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Emily

Luego de salir del cuarto de Max, cuando él pudo parar de llorar y comenzó a sentirse mejor, bajamos a desayunar.

     Esa mañana, como todas las otras, ella nos había preparado un banquete solo para nosotros, pero, al igual que días anteriores, comí poco y nada. Ambos estábamos en absoluto silencio, pues ese día ella se encontraba en la cocina, no podíamos hablar de nada sin que escuchara. 

     Al terminar nos dirigimos a nuestras habitaciones, no sin antes pasar por el baño a cepillarnos los dientes ya que así nos lo habían ordenado. Tendríamos un par de horas más hasta que nos llamara para el almuerzo.

     Estaba harta, me quería ir. No podía hacer más todo eso, fingir que todo estaba bien para ellos, o para ella. El hombre rara vez se encontraba en la casa, pero las pocas veces que estaba allí actuaba extraño.

      No les tenía miedo, solo jugaba su juego, cada vez que me preguntaban yo respondía, si me hablaban yo a ellos. "Si, padre." "Si, madre." Ante esas respuestas ella sonreía, él no. Me miraba serio, sabía que no se creía mi actuación.

     Tomé el cuaderno de Anne para leer un poco mientras esperaba.

     "14 de agosto de 2018..."

    Era mucho tiempo desde la carta anterior, 17 días entre una carta y otra.

    "...Estos días he logrado acercarme cada vez más a esa puerta. Estoy decidida, quiero entrar.  Ayer lo intenté, pero no salió muy bien, casi logran atraparme.

    No dormí nada en la noche, esperé que amaneciera para que ella saliera. Cuando sentí la puerta del piso de abajo abrirse y cerrarse, supe que era mi momento de salir.

    Primero debía ir a su habitación, la que se encuentra en la pared frente a la mía, pero más cerca de la puerta..." 

    La habitación por la que había mirado hace unos días a través del espacio para la llave 

    "...Hace unos días vi, por un pequeño espacio, ya que había dejado la puerta entreabierta, como ella salía de allí, cerraba la puerta y se dirigía a su habitación. Escuché atentamente como algo se abría y se cerraba, al salir no tenía las llaves en mano. Se acercaba a mi habitación, corrí hacía la casa de muñecas y fingí que jugaba. Sentí sus pisadas en el marco de la puerta y el cabo de unos segundos bajó las escaleras.

     Me explayé demasiado, volviendo a lo principal. Ayer fui a su habitación y al entrar me encontré en problemas, había frente a su cama un mueble, con unos seis cajones. ¿En cuál lo podría haber guardado?. Me dio el tiempo para revisarlos y la encontré en el último a la izquierda. Tomé las llaves y salí de su dormitorio. Estaba colocando las llaves en la cerradura cuando sentí la puerta del piso de abajo nuevamente.

     Corrí a mi habitación, sabía que ella iría a verme y ya no me alcanzaba el tiempo para dejar las llaves en su lugar. Me acerqué a mi cama y tiré debajo de ella las llaves. Enseguida sentí sus pasos en la escalera y fingí estar nuevamente con la casa de muñecas. "Sara, está lista la comida cariño" fueron sus palabras. Fui con ella hacia el comedor y cuando me mandó nuevamente a mi cuarto aproveché para correr a dejar las llaves en su habitación. Lo iba a intentar de nuevo, pero hoy no, él está en casa"

     Si bien no logró entrar como para escribir que había dentro de ese lugar, ahora tenía otra pista. Tenía el lugar donde se encontraba la llave. Anne nos estaba ayudando más de lo que ella hubiera imaginado en algún momento. 

     Sabía que debía meterme en ese lugar, si lo habían escondido por algo sería. Con suerte allí dentro podría haber algo que nos ayudara a escapar, un celular o simplemente una ventana sin barrotes. 

     Debía de aprovechar el tiempo muy bien y comenzar a buscar esa llave, ya no sabía cuánto más podría aguantar jugando con ellos. Tenía bien claro quien era, pero aun así me espantaba el hecho de que ellos realmente pudieran meterse en mi mente.

     ¿Y si terminaba igual que ellos?

     Esa pregunta era la que más rondaba por mis pensamientos, la que más dolor de cabeza me causaba. El estar encerrada allí solo con esas personas podría afectarme, podrían corromperme, tanto a mi como Max. Él era el más influenciable, por más fuerte que el niño estaba siendo no dejaba de ser eso, un niño. Un pequeño asustado que había sido alejado de su familia. Vulnerable.

     Cada minuto, incluso cada segundo era importante. Aprovechar el tiempo significaría estar más cerca de la libertad y encontrar esa llave, quizá, nos aseguraría la salida.

La Familia [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora