Una locura

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Emily

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Emily

Eso no era una familia, esa no era mi familia, aquello era una locura. Quería irme de esa mesa, quería irme de esa casa, lejos, con mi familia. Volver a sentir la dulce voz de mi madre o un abrazo de mi padre.

La comida servida frente a mí no se parecía a la de casa, esta tenía algo malo o quizás eso veía yo desde mi punto de vista. El olor de la comida en casa te hacía sentir bien, todos sentados en una misma mesa te hacía feliz y eso no lo sentía en aquel momento.

¿Cómo todos estaban tan tranquilos? ¿Cómo la carcelaria y el secuestrador podían estar bien? No era normal. Y ese pequeño, ¿De dónde había salido? ¿Qué le había pasado? ¿Quién era?

Durante esa cena "familiar" intenté que el pequeño me mirase, que levantara la mirada al menos, pero no lo hizo. No comió nada de lo servido en su plato, al igual que yo, los nervios y el miedo no me dejaban comer. No miraba nada que no fuera el suelo. Intenté tocarlo por debajo de la mesa para llamar su atención, pero no lo logré. No era demasiado alta como para que mis piernas lo tocasen y tampoco podía moverme demasiado sin que se dieran cuenta de lo que intentaba hacer, por lo tanto, me limité a hacer lo que él, nada.

Durante el tiempo que estuvimos allí sentados solo miré el plato con comida frente a mi. No voy a negarlo, me encontré a mi misma llorando en un momento, traté de contenerlo lo más posible, pero fue imposible. Tenía miedo y mientras más pensaba tratando de responder las preguntas que surgían mayor era este, más lloraba. Las lágrimas caían sobre aquel horrible atuendo que me habían hecho ponerme.

Ellos parecían no percatarse de lo mal que me sentía, ni de que estaba llorando. Quizá si lo hacían, pero si ignoraban el hecho de tenerme secuestrada allí y que fingían que todo estaba más que bien en una cena "familiar", probablemente también me ignoraban a mí.

Dejé de llorar para llevar mi atención a otra cosa, de nada me servía encontrarme así, pero siendo realistas no lo podía evitar, por lo que traté de concentrarme en algo más.. El atuendo de aquel niño.

Llevaba puesto una camisa blanca de la que solo se veía el cuello que sobresalía por el suéter color verde oscuro que llevaba por encima, su pelo estaba perfectamente arreglado no había ningún cabello fuera de lugar.

Su cabeza estaba un poco ladeada y la mirada hacia su plato, sin embargo no estaba concentrado en el, era obvio que su mente se encontraba en otro lugar. No demostraba felicidad y un niño que no demuestra ni un poco de felicidad es un niño que ha pasado por mucho o podría ser que fuera uno de ellos, que no tuviera ni un mínimo sentimiento.

—Ya es tarde, vayan arriba. Cepíllense sus dientes y a la cama —dijo esta vez el secuestrador, por primera vez escuché su voz. Era muy grave y ya la había escuchado en algún lugar, esa voz la conocía. ¿Dónde la había escuchado?

—Háganle caso a su padre, vayan.

¿Padre? Él no era mi padre, era un completo desconocido, un padre no te lleva en la cajuela de su camioneta para meterte en una casa completamente desconocida. No entendía nada de lo que sucedía, me sentía cansada, pero solo de pensar.

—Sara, asegúrate que James se lave sus dientes, gracias querida. Dulces sueños —dijo la carcelaria que no me dejo afirmar o negar que lo haría.

James...

Ese era su nombre, quizás.

Podría ser, que al igual que a mí, le llamasen por otro nombre completamente diferente. Cada cosa que hacían o decían me llevaban a pensar en otra completamente diferente, miles de teorías de cada mínima acción que llevaban a cabo se formulaban sin parar en mi mente.

"James" se paró y salió tranquilamente del comedor, para cuando reaccioné el pequeño ya había subido la escalera para así meterse en un baño. Al entrar con él cerré la puerta tras de mi, lo más rápido y silenciosamente posible, me puse frente a él y me agaché, mientras el solo me miraba fijamente, atento a cada movimiento.

Lo miré a los ojos, unos hermosos ojos color celeste, y él me miró a los míos, pude ver como por su mejilla se deslizaba una lágrima, y luego otra, otra y otra, hasta romper en llanto y abrazarme.

Me abrazó durante unos segundos para luego finalizar el abrazo y tomar un poco de distancia.

— Ellos están locos—fue lo primero que dijo.

Me limité a asentir, eso ya lo sabía

—Me llamo Emily, ¿tu nombre es James? —negó rápidamente.

—Me llamo Max, ellos me dicen así desde que llegué.

—¿Hace cuánto estas aquí? —pregunté preocupada.

—Hace una semana, creo —dijo con sus ojos llenándose de lágrimas nuevamente—. Había otra chica cundo llegué, me dijo que estuvo aquí por un largo tiempo—pensé que iba a llorar, pero no lo hizo. Solo bajó una lágrima por cada uno de sus ojos, las cuales limpié.

—Todo irá bien, saldremos de aquí —le dije para tranquilizarlo.

Nos cepillamos los dientes y lo llevé a su habitación, era igual que la que me habían asignado, pero en color verde muy claro. Se acostó y lo tapé, le di un beso en la frente y me dirigí a la habitación rosa. Me acosté en esa cama la cual me resultaba demasiado rosa para descansar, estaba realmente cansada por todo lo que estaba pasando, pero aún así no pude conciliar el sueño.

 Me acosté en esa cama la cual me resultaba demasiado rosa para descansar, estaba realmente cansada por todo lo que estaba pasando, pero aún así no pude conciliar el sueño

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¡Bien! Otro capítulo editado.
Para todos los nuevos lectores: hola jaja.
Creo que debería de presentarme más formalmente pero eso lo haré en otro capítulo quizá.
Por ahora les hago acuerdo de votar y comentar así sé si les esta gustando mi historia ✨

La Familia [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora