Jû go (15)

1.6K 205 124
                                    

Y ahí estaba, asustado, sin siquiera soltar aquella mano huesuda, su mirada estaba fija en su contrario, aguantaba aquel nudo en la garganta lo mejor que podía.

-Hey chamaco, ¿estas bien? -preguntaba con preocupación Héctor


Las lágrimas se empezaron a acumular en sus ojos, ¿Acaso podía seguir llorando?, comprobó que sí podía seguir llorando cuando estalló en un llanto silencioso que asustó al esqueleto

Era mentira, esto solo era un sueño, una simple pesadilla, cuando abridera los ojos todo sería igual, él seguiría vivo y con su predestinado en algún lugar del vasto mundo, esperando que fuera por él y vivieran un final feliz.

El mayor trato de tomar su hombro pero este le dio un manotazo tirándole su muñeca huesuda al suelo.

- ¡Es mentira!, ¡Tu no deberías estar casado!, ¡Deberías estar vivo!, deberías estar esperándome a mi, a que aparezca y ambos estemos juntos -Reclamó el mitad japonés entre sollozos

Aquello dejo confundido a Héctor, acaso el... no, eso no podía ser...¿o sí?

-Acaso tu eres mi... ¿destinado?

- ¡¿Quién más si no!?

A Héctor aquella noticia le cayo como un balde de agua fría, una demasiado fría, solo pudo verlo unos momentos más a aquél joven antes de descubrir con lentitud su brazo derecho, escroto en japones, se hallaba el nombre de su destinado.

Tadashi Hamada

Había tenido que pedir varios favores en la tierra de los muertos para poder encontrar su significado, había estado tan entusiasmado al inició por hallarlo en aquél sitio, esperando con tanta alegría el reencontrarse por fin, y ahora estaba ahí, a su lado

Pero, era como si estuviese lejos de su alcance, ¿acaso eso era siquiera posible?, porque pareciera que si.

Le dolía verlo llorar así que, a pesar de los golpes que recibió, hizo lo que debía hacer, le abrazo con suavidad escondiendo el rostro del japones en su pecho.

Tadashi se resistió al inicio, dando pequeños golpes de molestia, pero luego le correspondió, por fin el cascaron que había formado con respecto a su alma gemela se había roto, todos sus sentimientos  desbordaban en demasía como una cascada de emociones.

Cuando se tranquilizo vio con detenimiento al mayor, su mirada cruzó con aquellos orbes marrones con pequeñas espirales de colores adornando todo el contorno de estos.

-Lo siento -Fue lo primero que dijo Héctor

Eso le desconcertó, ¿por qué tenía que ser tan...tan, tan así?

-Yo, lamento no ser lo que esperabas -Siguió hablando el esqueleto más alto - el haberme casado, el haber tenido una hija, el haber muerto y el no haber estado para ti cuando más me necesitabas, siento todo eso y más Tadashi.

-Yo... lamento ponerme a gritarte -Hablo ahora Tadashi - no lo sabía, pero, eres lo que yo buscaba o eso creo, al fin que mi destinado debe serlo, ¿no?

Era su primer encuentro, no se conocían para nada, no se tenían confianza pero lo intentarían juntos.

Sabían que eso tardaría mucho tiempo pero tiempo era lo que a ellos les sobraba

-Entonces, ¿empezamos de nuevo? -dijo Héctor su mano caída subía por su pierna y se acomodaba en su lugar correspondiente -soy Héctor Rivera y tu destinado.

Tadashi solo pudo sonreír mientras jugaba con sus dedos de esqueleto -Tadashi Hamada, tu destinado, es un placer

-Entonces joven Hamada, lo llevare a registro civil y luego si uste' quiere podemos ir a buscarle una choza -Sugirió Héctor mostrándole su brazo en signo de que lo tomara, cosa que Tadashi acato con una sonrisa en sus labios.

-Me encantaría, señor Rivera.

Ni su tía ni Hiro estaban en sus pensamientos, pronto buscaría la forma de comunicarse con ellos, pero ahora quería disfrutar sus momentos con Héctor, lo había tenido en su mente tantos años que, ahora que lo tenía a su lado, sólo buscaba saber más y más de él.

-Oye y ¿Cómo es eso que casaste teniendo mi marca? - le pregunto al mayor molesto, tal vez celoso.

De acuerdo, esta seria una tarde larga para el mayor.

--------

Editado 25-04-2019

Futago no tamashī (Hectashi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora