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— Segundos, minutos, horas, días, semanas.. — Mal Suspiro — Ben me ha dejado completamente de lado y con todo un reino encima.

— ¿Como que con todo un reino? — Pregunto Carlos jugando con su bebé de un mes de nacido.

— Ya no va a las reuniones — Suspiro sentándose — No va a las cenas... Ni siquiera llega a dormir!.

— Entonces haz algo — Jay la miró rápidamente antes de seguir jugando con Lauren — Se tú.

— ¿A que Te refieres? — Pregunto confundida, mirando a sus hijas y a Día jugar de reojo.

— Se refiere, a que desde que te convertiste en reina has dejado a un lado el ser tu — Dijo Evie dejando la comida en la mesa y apoyándose en la silla ante la atenta mirada de sus mejores amigos. — Ahora, Ben está pasando más tiempo con Kaela del que debería. ¿Que haría tú antigua tu?.

— Yo... Lucharía por el.

— Haz eso — Le Sonrió Carlos. — Pero no por qué nosotros te lo digamos, si no porque tú quieres hacerlo.

— No lo sé chicos, implicaría volver a ser parte de la isla. — Hizo una mueca.

— Ben se enamoro de la real Tu M. Te lo demostró en el cotillón. El Te ama como tú eres, te ama por que eres diferente a las demás chicas de Auradon — Le Sonrió Evie. Mal le devolvió el gesto — Chicos, la comida está lista.

Rápidamente los tres adultos se sentaron en el comedor. Evie los miro desde la puerta cruzada de brazos y señaló a los niños con la cabeza.

— Oh Cierto — Rio Mal — Niñas, a comer.

Las niñas dejaron los juguetes y Carlos dejó a su bebé dormido en una cuna que Mal había aparecido. Todos estaban ansiosos por comer dado que Evie era una de las mejores cocineras en el mundo entero.

— Umm E esto está delicioso — Dijo Mal hablando con la boca llena y disfrutando de la comida.

— Gracias — Sonrió Evie — Pero espero que no hables así cuando comes con los otros reyes, es desagradable.

Los chicos empezaron a reír ante la mueca de asco de Evie.

— Me dijeron que fuera yo misma y eso hago — Se burló la hija de Maléfica.

— Te dijimos actúa como tú para recuperar a Ben, no para olvidar los modales en la mesa — Río Evie.

Después de la comida, los amigos y los bebés, habían decidió pasar el tiempo viendo películas.

— Ya es tarde — Susurro Carlos, ya que los niños dormían, al igual que Jay.

— Te diría que te quedarás pero no creo que a Luke le guste mucho esa idea — Susurro Evie de vuelta — Si quieres llévate el auto.

— Gracias Evs — El chico se despidió y de dirigió al garage donde sabía estaba el auto. Dejó al bebé en la silla del carro de Evan, ajustándola para que quedara perfecta para su bebé. Lo prendió y se perdió en la oscuridad de la noche.

— No quiero ir a casa — Suspiro Mal.

— Entonces no vayas — Le Sonrió Evie — Si Ben no es lo suficientemente inteligente para amarte, demuéstrale que esta totalmente equivocado al respecto.

— No de como lo haces — Negó Mal recostado su cabeza en el hombro de su hermana — Enserio que no.
 
— ¿Que cosa? — Pregunto llevando palomitas a su boca.

— Como puedes ser tan fuerte aún cuando estás en esta situación — Susurro.

— No soy fuerte. Me he dejado caer varias veces.

— Pero cada vez te levantas con más fuerza. Eres más fuerte que yo — Susurro sonriendo con los ojos cristalizados.

— No, no lo soy.

— Si lo eres — Asintió la pelimorada — Yo siempre estaba tratando de demostrar que era fuerte, que valía la pena. Pero tú... Tú siempre preferiste mantenerte callada, mantenerte al margen de todo. Nunca has explotado con facilidad, a diferencia mia.

— Bueno, el mas fuerte no es el que tiene más fuerza, si no el más sabio — Evie beso la cabeza de Mal — Tú eres más sabia que Ben. El chico puede ser muy amable y muy lindo pero, el no sabe lo que es enfrentarse a la vida. No lo digo por que sea malo ni nada pero el nació en cuna de oro M. El es la parte de ti que te ayuda a ser mejor y tú eres la parte de el que le enseña a que no ser perfecto no es malo. Todos nosotros lo somos. Jay con Lonnie, Carlos con Jane, Doug... Bueno, tú entiendes a lo que quiero llegar — Mal Asintió — Nos necesitamos entre nosotros, al igual que La Luz lo hace con la oscuridad. Uno sin el otro no vive.

— Pero, nosotros también podemos con nosotros ¿No? — Mal hizo una mueca, intentando sonreír — Quiero decir, al principio no teníamos a nadie más que a nosotros mismos.

— Pero nosotros no podíamos ayudarnos entre nosotros M. ¿Como íbamos a aprender de nosotros mismo si ni siquiera sabíamos que deberíamos enseñarnos? — Mal se quedó callada. Evie beso su frente y puso otra película, recostando su cabeza sobre la de Mal — Por eso necesitas a Ben.

— Te quiero Evie.

— Y yo a ti Mal — Ambas sonrieron, sabiendo que siempre se tendrían a la otra. Pronto se quedaron dormidas.

El televisor salió de transmisión, mostrando las conocidas líneas blancas y negras que aparecen cuando no hay cable.

Los pasos de Lucifer resonaron lentamente por el suelo, mientras el hombre sonreía viendo a la chica dormida sobre la cabeza de su hija.

— Como voy a amar destruirte y luego hacerte miserable viviendo conmigo — Rio el suavemente. Se acercó a Evie y la beso en los labios.

Aún en esa posición, flotando sobre la cama, el demonio sonrió entre el beso y despareció Antea de que la peliazul despertara.

La Vida ContinuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora