CAPITULO 1

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No es casualidad, cuando la vida insiste en cruzarte con algunas personas

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No es casualidad, cuando la vida insiste en cruzarte con algunas personas.

Algo que no por decir, por perdonar, por sentir, por aprender.

―Autor desconocido.

Aquella era una mañana rutinaria, como todas en mi vida. Me encuentro en clases de idiomas y mi subconsciente trabaja a mil por hora.

Mientras muerdo la punta del borrador de mi bolígrafo, me pregunto: ¿qué es ser feliz de verdad? No es que sea infeliz, pero existe un inmenso y oscuro hueco en mi corazón desde que tengo memoria, como un borrón, una mancha, algo faltante que necesito llenar. Aunque el "cómo" no lo he podido descubrir. No se llena con nada, ni con nadie. Por más que busco no encuentro y ¿cómo hacerlo si ni siquiera sé qué es lo que busco?

Es tan estresante, tan agonizante el no saber qué hacer con esta vida de mierda. Despertar vacía, depresiva, fingiendo sonrisas falsas a desconocidos y a unos no tan desconocidos. Saber que hay un problema y no tener alguna solución a él, pues ni siquiera sabes cuál es el problema en sí. Esa soy yo la persona más vacía, sola y con miles de preguntas sin respuesta.

―¡Señorita Clark! ―grita la profesora de idiomas, haciendo despertar a todos en el salón.

―Sí ―respondo un tanto irónica.

La profesora me muestra mi examen, señalando una breve nota de mi puño y letra.

«Me encanta tu cara de estúpida al verme»

Att: el examen

―No le encuentro el problema profesora. ―Me encojo de hombros.

―No se burle de mí, señorita. Su examen está completamente vacío y esta nota ―vuelve a señalar aquellas palabras―. Creo que no será necesario recordarle que se le informará, al señor Clark, de lo ocurrido.

Vieja estúpida, ¿qué edad cree que tengo para ser acusada con mi padre?

―No es necesario. ―Me dirijo a la salid siendo consiente de todas las miradas puestas en mí.

―Ya no puedo más. Su cinismo sobrepasa mis límites de paciencia, debo de recordarle que ni siquiera por su padre obtendrá una prórroga. Ahora salga de mi clase.

―No se preocupe, no me hace falta estar en esta an clas bhrònach seo (esta clase terrible) ―exclamo en gaélico, antes de marcharme.

Escucho cómo la cacatúa de la profesora empieza una nueva rabieta.

Esto es asombroso, una clase menos. La verdad es que me encantan los idiomas, pero esa mujer a la que llamamos profesora, me hace odiarlos con tan solo oírla pronunciarlos.

ESTO NO ES UN SUEÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora