CAPITULO 19

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No puedes llegar así la vida de alguien, hacer que te amé y luego marcharte, eso no es justo

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No puedes llegar así la vida de alguien, hacer que te amé y luego marcharte, eso no es justo.

La alegría y excitación de Nathan eren notorias por dos simples circunstancias. Su enorme excitación en sus pantalones gritaba el nombre de su bella pelirroja y el brillo de sus ojos azules respondían a un hombre enamorado.

Al llegar a la finca de su todavía amigo Eduardo, una ráfaga de sentimientos de querer entrar y tomar aquella mujer de la cual estaba jodidamante enamorado, quería hacerla suya, pero no sucedería esa noche. Pues por primera vez en la vida de Nathan, el sexo no lo era todo, quería tener todo con su bella y sensual pelirroja. Divagaba al pensar una vida junto a ella, sería su emperatriz, la amaría con locura, sería su Zar y su marido, tal vez el miedo y el peso de sus títulos serian agobiantes, pero él los curaría con su amor, sería su mayor prioridad, y cuando los niños nacieran pero que bien se sentía soñar con unos pequeñines de su pelirroja salvaje, ¿cuántos niños tendrían?, no lo sabía pero le complacería las noches de pasión y de amor al intentar procrear a sus propios hijos.

Sí que estaba jodido, estaba enamorado y no le molestaba.

Todos los bellos y puros sentimientos con su bella Jeannine, fueron borrados con aquella carta que Bernart le entrego.

Mi noble y respetado Zar Nathan Alexandrovich Romanov, permítame darle un cordial y caluroso saludo, en nombre de la Corte Rusa y de su fiel hermano Mathieu Wthiman Fleming.

Me disculpo por ser el portador de tan malas noticias. Pero es imperiosa su llegada a Rusia.

Esta mañana recibimos la respuesta del Sultán Turco, en la cual se niega a ceder la protección sobre todos los lugares ortodoxos que habitaban en el Imperio Otomano, pero esto no ha sido lo más catastrófico, respecto a esta situación. Nos han atacado en el frente del . La suerte y valentía de nuestro ejército fue más superior. Mi Zar han roto cualquier negociación. "Estamos en guerra".

Le reitero que es perentoria vuestra presencia como Zar de este país.

Como tu hermano, cuanto lamento que tu regreso a Rusia sea de esta manera, como también que no puedas regresar con aquella mujer, la cual ha sido protagonista en nuestras últimas cartas. No dudo que sea perfecta para vos. Pero antes de ser tu hermano soy vuestro concejero, y como tal permíteme recordarte que estar enamorado nubla tu camino a la victoria en esta guerra. No cometas la locura de arrastrar aquella mujer pelirroja de sonrisa ardiente y brillante a tu vida. Lo mejor es dejar Inglaterra y ese amor en el pasado.

¡El amor que nace en la oscuridad, solo es oscuridad!

Hermano en estas últimas líneas, pido vuestro perdón, me has dejado a cargo y una guerra se avecina.

ESTO NO ES UN SUEÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora